
“Boca es Sportivo ganar siempre”, dijo Juan Carlos Lorenzo y así nació una frase hecha que los hinchas xeneizes hicieron carne y ahora le puede costar caro al máximo ídolo de su historia
“Tengo claro que en el fútbol se pierde más de lo que se gana”, dijo Fernando Gago tras la eliminación de su Boca de la Copa Libertadores. Fue casi como dispararse en el pie. La frase -de tinte bielsista- no es muy diferente a la que alguna vez pronunció Emanuel Ginóbili. Estadísticamente la frase es cierta. Novak Djokovic, por caso, ganó menos de la mitad de los Grand Slams que disputó. El problema del bueno de Fernando es que la pronunció en “Sportivo ganar siempre”.
Corría la década del 1970 y a Miguel Ángel Lorenzo, entrenador de Boca, lo trataron de pragmático. A cierto periodismo no le gustaba mucho como jugaba su equipo. Dicen las crónicas que no era un canto a los lujos. La defensa, en la que se destacaba Vicente Pernía, era más de repartir golpes que pases. El “Toto”, cansado de que lo criticaran después de haber levantado dos Libertadores y una Intercontinental se defendió diciendo: “Boca es Sportivo ganar siempre”. El planteo detrás de la frase era que en el club de la Ribera primero había que conseguir el objetivo y después preocuparse por las formas.
La afirmación de Lorenzo -más chicana que otra cosas- explica cierta idiosincrasia del hincha de Boca. La frase se perdió un poco en el tiempo, pero se resignificó en el cambio de siglo. Carlos Bianchi llegó al banco del “xeneize” en 1998 y en dos ciclos que se repartieron en seis años ganó casi todo lo que le pusieron por delante. Alfio Basile -que llegó un tiempo después- recuperó la frase pero con otro tono. Cultor de una escuela antagónica a la del “Toto”, el “Coco” le dio otro significado. Ya no se trataba de ganar sin que importaran mucho los modos, ahora la cuestión se volvió más literal. Ahora en Boca hay que ganar y solamente ganar.
Decretada la imposibilidad de la derrota, el hincha de Boca, acostumbrado a las mieles de la primera década de este siglo, se tomó a pecho esto de ganar siempre. No solo no se admite perder, sino que hay triunfos que son entendidos como menores. Como si no lo fueran. Así, Boca pasó de ser “Sportivo ganar siempre” a “Sportivo ganar siempre la Copa Libertadores”.
“Papelón histórico”, “La peor derrota de la historia” o “El fracaso más grande”, eran los títulos de los nuevos y los viejos medios de comunicación. Pecado de juventud de algunos y exceso de exitismo de otros, hinchas y periodistas parecieron creerse en serio eso de que Boca es sinónimo de ganar siempre.
Boca solo ganó seis de las más 60 Copas Libertadores que se han disputado. Ni siquiera es el que más veces la levantó. No tiene nada de inédito que el “xeneize” no la juegue dos años seguidos: pasó en 2010 y 2011. Entre 1995 y el 2000, el último recuerdo que tuvo en la Libertadores fue un baile que le pegó Palmeiras (1-6 por la fase de grupos de la edición de 1994) en Brasil.
Hincha del club de la Ribera, el autor de estas líneas todavía recuerda el abrazo que se dio con papá y mamá y la marea humana que se convocó en la plaza Roca para festejar el título del Apertura ´98 (si, un título local). Hacía seis años que Boca miraba de reojo vueltas olímpicas ajenas y soportaba las cargadas del Vélez de Chilavert o del River de Ramón Díaz. Resulta curioso ver simpatizantes -y periodistas- decir que el año está “terminado”, solo porque el “xeneize” no disputa la Libertadores.
El “Sportivo ganar siempre” está a punto de devorarse no sólo a un nuevo entrenador, sino también al presidente. Juan Román Riquelme, ídolo máximo de la historia del club, camina cual Luis XVI hacia el cadalso, por un mandato que él mismo alimentó cuando estaba afuera de la institución.
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