
Marcelo Bielsa prendió fuego a la Copa América en una conferencia de prensa de antología. Las llamas fueron tan altas que llegaron hasta el propio FBI
Y un día se le terminó la paciencia. El loco tuvo un ataque de locura. Marcelo Bielsa estalló y en 45 minutos, medio tiempo de un partido, descerrajó verdades sobre el negocio del fútbol actual. En una conferencia de antología, el hoy técnico de Uruguay se cargó a la Conmebol y a la FIFA. Hasta el FBI la ligó en su propia casa.
“¿Le preocupa las sanciones que pueden caer sobre los jugadores?”, se escuchó decir a un periodista en la conferencia. Para el Loco las palabras sonaron a “Dracarys”. Bielsa intentó respirar y elegir las palabras, pero está vez no se pudo contener. Como dragón valyrio, empezó a escupir fuego. Cuestionó la pregunta por su falta de lógica y la dio vuelta. Es a los futbolistas a los que deberían pedirles disculpas. Ellos reaccionaron al ver que en la tribuna estaban maltratando a sus familiares. Es la organización la que está en falta por no cuidar a los simpatizantes.
Fue solo el preámbulo. Después se cruzó con parte del periodismo. “Defienden el negocio”, acusó y enumeró algunas de las cuestiones que -para él- se conocen, pero se dicen poco. Por ejemplo, el mal estado de los campos de juego. Algo que estuvo en boca de todos los protagonistas al comienzo, pero que luego se desvaneció de la agenda. Bielsa vio la mano de la Conmebol detrás de ese silencio. Incluso recordó como Lionel Scaloni expresó que no iba a hablar más del tema, cuando después del debut había sido uno de los tópicos principales de sus conferencias.
Estados Unidos no reaccionó bien ante aquellas críticas iniciales. “No puede ser que una tropa de latinos tercermundistas, osen repudiar a nuestros megaestadios”, se habrán indignado con tono “trumpeano”. Al ver a sus socios ofuscados, la Conmebol tomó cartas en el asunto. Alejandro Domínguez y compañía aplicaron la doctrina “grondoniana”: el que se queja las paga. A veces en la cancha, a veces afuera. Primero, suspensiones y multas a entrenadores por ingresar tarde en el entretiempo. Después, conferencias de prensa de la organización contradiciendo a los protagonistas.
La llamarada que salió de la boca de Bielsa no se detuvo ahí. Fiel a su estilo de no dejar nada a medias, el Loco remarcó que la Conmebol sabía que los campos de juego iban a estar en mal estado. Sobre todo, los de los estadios de fútbol americano, que fueron armados a las apuradas. Sus palabras sonaban como máquina de escribir antigua. Dedo índice en alto, emulando al Platón de la pintura “La Escuela de Atenas”, sumó premisa sobre premisa para responder al elefante en el bazar que tiene esta Copa América: ¿por qué un certamen organizado por Sudamérica se juega en Estados Unidos?
En el fútbol, La Matrix controla todo. Acostumbrados al sinsentido, resignados al negocio o embarrados en él, pocos son los que aún se hacen esa pregunta obvia. Bielsa, hastiado, se disfrazó de Morfeo y la respondió en horario central. Para que nadie entre Alaska y Tierra del Fuego pueda hacer oídos sordos. “La Copa se juega en Estados Unidos por el “Fifagate””, manifestó con su pronunciación imprecisa del inglés.
El rosarino hace referencia a investigación que se llevó puesta a casi toda la cúpula del fútbol mundial y estuvo a cargo del FBI. Se declaró que el objetivo fue salvar al mundo de la pelota de crápulas y corruptos. Bielsa no cree que esas hayan sido las verdaderas intenciones. Una parte del periodismo tampoco. Al Gigante del Norte no le gustan que lo destraten. Tampoco ver que sus “dólares” originales valen menos que los ultramodernos “petrodólares”. No importa que a sus aficionados el soccer no les llame mucho la atención, un negocio es un negocio.
Empresarios norteamericanos son dueños de diez equipos de la Premier League inglesa, la más poderosa del mundo. “Si compran cuatro equipos más, tendrán los votos para controlar la asamblea y hacer los cambios que quieran en las reglas. La destrozarán”, declaró Liam Gallagher en una recomendable entrevista a The Athletics. El ex vocalista de Oasis, fanático del actual campeón Manchester City, teme que quieran hacer que el fútbol se parezca más al fútbol americano. Algo que ocurrirá mañana en la Copa América. Al mejor estilo del Super Bowl, la final tendrá su espectáculo del “medio tiempo”. Contra lo que dice el reglamento, el entretiempo se extenderá más allá de los 15 minutos para que el Hard Rock Stadium de Miami disfrute del show de Shakira.
Messi y James Rodríguez saldrán a la cancha. La pelota rodará y toda este entrevero político se convertirá en hojarasca para la gran mayoría. Ese es el poder hipnótico del fútbol. Que sólo tambalea cuando algún loco pega tres gritos y nos obliga a ver las rasgaduras en el tejido de “La Matrix”.
Del Autor
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