
Luis Schlossberg
PeriodistaEl amigo Luis Schlossberg nos trae una reflexión sobre la Scaloneta que sirve para ir previando lo que será la Copa América 2024
“Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es”, Jorge Luis Borges.
El camino del héroe que lleva a pensar en Lionel Messi, y su consagración en Qatar, como una vida de película, no podría haberse concretado sin el aporte de los “sabios” que propone la literatura, personificados en Lionel Scaloni y su cuerpo técnico, aquellos que llevaron a la Selección Argentina a una nueva Copa América, la Finalissima, una gran eliminatoria y una nueva Copa del Mundo, con la tercera estrella para la camiseta.
Durante todo el proceso del equipo el apoyo de la hinchada fue creciendo, siempre con una gran fe, con la creencia de que el “universo” estaba dando señales sobre algo muy bueno que le pasaría a la Selección Nacional de Fútbol Masculino. Más y más creyentes se sumaron, no sólo en tierras argentinas, sino que sorprendentemente empezó a flamear la bandera celeste y blanca en otros países, generando un fenómeno que invitaba a soñar, en el que muchos aseguraron: “Elijo Creer”. La leyenda pronto se convirtió en trending topic a nivel mundial, #ElijoCreer, como si el destino ya estuviera escrito y los responsables de guiar al seleccionado ya hubieran sido elegidos.
Sin dudas, la figura de Messi contagió a muchos este deseo, era hora de que el mejor del mundo tuviera su trofeo. Pero si en tantas otras oportunidades no lo había conseguido, aún siendo más joven y con mejor preparación, ¿por qué ahora lo haría? La clave estaba en quién lo llevaba en ese camino, su tocayo, Lionel Scaloni. No faltaron aquellos que empezaron a asegurar que había una conexión entre ambos desde que compartieron cancha años atrás, no fueron menos los que destacaron las coincidencias y se animaron a decir “Elijo Creer”. Cuando uno se dispone a repasar cómo los diferentes integrantes del cuerpo técnico comenzaron a sumarse al proyecto y cómo vivieron el camino hasta la copa de Qatar, las referencias son sorprendentes, y hasta los más escépticos terminan convirtiéndose en fieles creyentes.
Ese camino demostró que el fútbol no es sólo un deporte, menos para el pueblo argentino. Se lo vive con pasión, con devoción, con una que otra cábala, pero siempre con el amor a la pelota como si se tratara de un elemento divino. Como los “Siete samuráis” de Kurosawa, héroes elegidos para defender al pueblo, los siete integrantes del cuerpo técnico: Lionel Scaloni, Pablo Aimar, Walter Samuel, Roberto Ayala, Martín Tocalli, Matías Manna y Luis Martín, fueron los encargados de dar forma al esquema de juego que batió record de partidos sin conocer la derrota y que llevó a tres consagraciones a un seleccionado que hacía más de dos décadas que no lo lograba.
El juego con las cartas de los jugadores previo a la final contra Brasil en la Copa América, los supuestos mensajes de Diego Maradona desde la eternidad, las particulares coincidencias con los mundiales de 1978 y 1986, fotos llenas de casualidades, y extraños números matemáticos que conmocionaron a los fanáticos, son parte del humor que envuelve a la anécdota. En lo real está la determinación de un grupo joven, que se hizo cargo de una enorme responsabilidad tras el fracaso de Rusia 2018, y que rápidamente se ganó el cariño de su público.
Podría dividirse a la humanidad entre quienes creen que un destino ha sido fijado para ellos, y quienes están convencidos que lo forjan día a día. Para cualquiera de ellos aplica esta historia, porque se basa en personas que eligen creer más allá de lo que se presente como adversidad. Los antiguos pueblos del mundo hablaban de 7 principios que traían a la luz la verdad máxima. Una verdad que supera cualquier tipo de credo o nacionalidad, que se ha encontrado en todas las tierras y entre todas las religiones, sin identificarlas con ninguna en particular. Siete principios que son una llave para quienes llegan a comprenderlos, y que por coincidencia, una vez más, encuentran un increíble parangón con el equipo de Scaloni.
1: Mentalismo
“Todo es mente. El todo es espíritu”
Lionel Scaloni fue menospreciado por muchos por su falta de experiencia y sin embargo se consagró como uno de los entrenadores más exitosos de la historia de la selección. Con ideas claras generó una revolución dentro del equipo mayor del fútbol nacional, hizo cambios que sorprendieron a todos y armó un combinado a la altura de los desafíos que le tocó encarar. Rodeó al mejor jugador del mundo de jóvenes talentosos dispuestos a ganar, y no dudó cuando en momentos clave tuvo que modificar el equipo. Aprendió de la derrota, como sucedió en la Copa América de 2019, y se animó a seguir sus ideas, aún cuando otros las consideraban una locura.
Fue elegido por Menotti, otro campeón del mundo, y ratificado constantemente por el presidente de la AFA, Tapia, mientras que con un perfil bajo defendió a su grupo a lo largo de todo el proceso del seleccionado. Armó un equipo federal, como pocas veces se ha visto, y consiguió el invicto más largo de la selección. Rápidamente la hinchada se subió a la propuesta de lo que llegó a llamarse: “La Scaloneta”.
2: Vibración
“Todo está en movimiento, todo vibra, nada está en reposo”
Pablo Aimar fue nombrado por Maradona como su “heredero” y en más de una ocasión Messi se refirió a él como su “ídolo”. Ha sacado campeón a cuanto equipo haya integrado, aún cuando no eran de los considerados poderosos, como sucedió con Valencia en España. Su juego ha maravillado a todo el mundo, decían que tenía “la pelota atada al botín”, sin embargo, su humildad fue señalada siempre como su máximo rasgo. Cuando fue convocado para dirigir los seleccionados juveniles intentó sembrar esos valores en los jóvenes, que aprendieran del esfuerzo que implicaba estar en ese lugar sin perder de la mente que era un juego, que debían divertirse, jugar como si estuvieran en un potrero.
Fue el primero en ser convocado por Scaloni como ayudante de campo y creyó que se trataba de una locura, pero son los locos los que hacen historia. El juego dinámico que caracterizó a la Selección Argentina en los últimos años fue la herramienta clave para derrotar a cuanto equipo se cruzara en el medio, aún aquellos que parecían invencibles justamente con esas armas, como pasó con Francia.
3: Polaridad
“Todo es dual, todo tiene dos polos, todo tiene su par de opuestos”
Se destaca la generación de juego de la Selección Argentina, pero no se puede ganar sólo con un buen ataque, porque en frente hay otro equipo que tiene las mismas intensiones. En ese caso hace falta una buena defensa, y los referentes del equipo han dejado en claro que no cualquiera puede hacerles un gol. La figura de Walter Samuel y Roberto Ayala, dos de los máximos ídolos argentinos en la historia del seleccionado, consolidaron el trabajo que en la cancha reflejaron jugadores como Otamendi o Romero.
Aquí también se presentan esos valores que dieron carácter al grupo, la dureza y unidad de sus defensores temida por todos. Siempre apostando a un juego que respetara el fair play. Cuando se enfrentaron en el Mundial a Países Bajos, partido cuestionado por los cruces que se dieron entre ambos equipos, Scaloni los reunió y les advirtió que, de allí en adelante, ganarían o perderían, pero siempre “jugando al fútbol”, sin disputas que los alejaran del espíritu deportivo.
4: Causa y efecto
“Toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa”
Martín Tocalli tuvo un rol fundamental en el desarrollo del equipo de Scaloni, y tanto es así que hoy muchos niños a la hora de patear una pelota en una plaza dicen ser “el Dibu Martínez”, aún cuando no estén jugando al arco. Sin dudas, la particular personalidad del arquero hizo su parte, pero detrás de su performance hay una intensa actividad de un arquero que tiene largos años de vinculación con el Seleccionado Argentino, y que le tocó tomar definiciones fundamentales para que Martínez llegara a ser el guardián debajo de los tres postes argentinos. Hijo de quien fuera entrenador de las juveniles nacionales, y ayudante del cuerpo técnico durante la dirección de José Pekerman, Tocalli mamó de chico esos valores que buscó reflotar el grupo de Scaloni, basados en la humildad, el esfuerzo y el trabajo en equipo.
En numerosas oportunidades Tocalli destacó la conexión que vivió con “el Dibu”, cómo se entendieron antes de cada instancia de penales y cómo sabía que sería un protagonista clave de los torneos que les tocó disputar. La actuación de Martínez incluso llegó a obligar a FIFA a cambiar las reglas del juego, y eso solamente pasa cuando alguien muy inteligente encuentra grises en el reglamento y los aprovecha, incluso en este caso con un poco de viveza criolla, como en los juegos psicológicos que influyeron en tantas de las definiciones.
5: Ritmo
“Todo fluye, fuera y dentro, todo tiene sus mareas”
Dos de los integrantes del equipo de Scaloni que tienen a su cargo responsabilidades sumamente importantes, realizan toda su labor prácticamente desde el silencio. Luis Martín (quien estuvo acompañado por Rodrigo Barrios) y Matías Manna son ejemplos de pasión por el deporte, desde chicos vinculados al juego y su estudio, con una fuerte dedicación desde el amateurismo, y con ideas que causaron un quiebre en el desarrollo del juego de la Selección Argentina.
La trayectoria de Martín es incuestionable, y cuenta en su haber con mucha experiencia en ámbitos de fútbol amateur, por lo que el vínculo con los principios que se planteó el cuerpo técnico fue claro. Para mantener el ritmo que se planteó para el juego de la selección es fundamental estar bien preparado, es decir, para que todo fluya dentro de la cancha. Fueron polémicas las declaraciones de jugadores europeos sobre cómo es el juego en torneos americanos, pero los mismos jugadores destacaron lo difícil que es jugar en las condiciones climáticas que presentan estas tierras. Sin esa preparación sería imposible mantener el juego de los capitaneados por Messi.
Del mismo modo, la pasión de Manna, estudioso del juego desde su formación periodística, brindó datos estratégicos de cómo enfrentar a cada rival, en un equipo que supo adaptarse a cada situación y se mantuvo en movimiento. Elecciones como la de Di María cambiando de lado en la cancha para la final con Francia, o la incorporación de jóvenes que no tenían marcada experiencia y cambiaron el ritmo de los partidos como Álvarez o Fernández, no podrían haberse dado sin su aporte.
6: Generación
“El género se manifiesta en todos los planos”
La selección se mostró como una gran familia, y eso al pueblo argentino, por cultura y tradición, le gustó. Se sintió parte de esa unidad que después de tanto tiempo se había generado. Hacía varios ciclos que no se vivía ese respeto por el equipo y su cuerpo técnico. Por fin se reconocía la grandeza de un jugador como Messi y se escuchaba con concentración lo que decía Scaloni. Todos lo vivieron así, grandes y chicos.
Junto a los jugadores estaban sus familias, acompañando de cerca cada paso. Sus parejas, sus madres y padres, una vez más, recuperando estos valores que calaron hondo en cada argentino para animarse a creer. Con cábalas curiosas e invitando al destino a que eligiera para Argentina un final feliz. Así se lo vivió en los festejos y en posteriores reconocimientos, pensando en que un jugador no era sólo futbolista, también era padre, también era esposo. “El Dibu fue papá y no pudo hacerle upa a su hija” fue una frase que no sólo marcó la importancia de esta gran familia, sino también dio cuenta de la dedicación que manifestó cada uno.
7: Correspondencia
“Hay una armonía, acuerdo y correspondencia en los diversos planos de existencia y vida”
“La comunión que se generó con el público nos ayuda mucho”, dijo en algún momento Messi, cuando comenzó a andarse el proyecto de la selección de Scaloni. La hinchada argentina, que hasta fue reconocida por el mundo por su apoyo, fue la esencia del “Elijo Creer”. No sólo copó las calles de Qatar, sino que desde un primer momento acompañó a Scaloni y generó la mística de la “scaloneta”, aún cuando los medios de comunicación y algunos referentes del fútbol eran tajantes en su oposición al joven director técnico.
No fue sólo el invicto, ni siquiera los títulos, días antes de la final con Francia ya había una enorme muestra de afecto y agradecimiento de la ciudadanía al equipo. Fue el juego atractivo, fue la dedicación de los jugadores, fue el federalismo presentado en cada equipo, todo un país se sintió representado. Se trató de un cuerpo técnico que llegó desde el interior de Argentina, y eso la gente lo notó: Scaloni de Pujato (Santa Fé); Aimar de Río Cuarto (Córdoba); Ayala de Paraná (Entre Ríos); Samuel de Laborde (Córdoba); Manna de San Vicente (Santa Fé); Martín de La Plata (Buenos Aires), sólo Tocalli nació en Capital Federal. Había armonía y acuerdo, entre los jugadores y con la gente. Los festejos después del 18 de diciembre parecían extraídos de una película, un pueblo separado desde lo político se manifestó sumamente unido por una misma pasión.
Un pueblo que dijo “Elijo Creer”, pero que no deja de hacerlo, pide por el equipo de Lionel Scaloni y su continuidad, porque si hay que soñar, que sea a lo grande. Apostar a una nueva Copa América y, por qué no, una cuarta estrella.
Luis Schlossberg
Tinta Deportiva es un espacio que mira al deporte desde lugares diversos. En sus textos aparecen historias, relatos, números y voces que aportan ideas para pensar lo que pasa adentro, afuera y alrededor de una cancha. Se trata de una invitación a sumarse a una comunidad que comparte una perspectiva multiforme de lo que es el “deporte”. El contenido del blog está siempre disponible para todos aquellos que quieran curiosear y ver de qué se trata. Podés suscribirte y hacer un aporte de $150 para que este espacio siga creciendo.