
Los goles son difíciles de predecir, pero si se quiere jugar y adivinar cuando llegará un gol de Estudiantes en la Primera Nacional, acá van algunas claves sobre cómo, cuándo y dónde esperarlo
Si el fútbol tiene una esencia, el gol es su ingrediente principal. Sin goles no hay fútbol. Incluso un partido 0 a 0 se define por la ausencia del gol. Objetivo supremo de cualquiera que pise una cancha, aún del arquero que debe evitarlos, es el elemento que dota a esta disciplina de un valor único.
El gol no existe como tal en otros deportes y no es similar a las anotaciones que se dan en ellos. Es mucho menos previsible que el home run o el touchdown de los deportes yanquis. Uno puede cambiar el canal y volver cuando sabe que hay más chances. El gol es menos lógico que el try y menos común que los triples y dobles del básquet. En el vóley equivaldría más a un set que a un punto y aun así no es lo mismo. No se grita por partes. El gol el handball es incomparable. Sucede tan a menudo que no permite la misma descarga. El del hockey es mucho más regular por la propia dinámica del juego. Por su dificultad, es más preciado y eso mismo es lo que agiganta el sufrimiento al recibirlo. Son varias las condiciones que se pueden combinar para que suceda (un error defensivo, un acierto ofensivo, el azar, un fallo arbitral, etc) y muchos los caminos que conducen a él.
La imprevisibilidad cotiza en bolsa para las nuevas casas de apuestas electrónicas deportivas. Adivinar un resultado, la manera y el momento en los que se iba a dar un gol, formaban parte de un juego inocente, chanzas en un café o en el recreo. Hoy, eso se monetizó, cosas del capitalismo siglo XXI. La estadística se metió en el medio y hoy es posible “adivinar” cuándo llegará un gol.
Si se es hincha de Estudiantes de Río Cuarto y quiere ver un gol del “león” debe tener en cuenta que, en la actual temporada de la Primera Nacional, el equipo dirigido por Iván Delfino, prefiere hacerlos en el Candini. De sus 31 goles, 24 los marcó de local y solo siete en otras canchas. Al “celeste” le costó mucho fuera de casa, sumó en seis de los 17 encuentros que jugó de visitante.
Debe tenerse en claro que no hay que ser impaciente. A este Estudiantes le gusta hacer goles en el segundo tiempo, sobre todo en los últimos 15 minutos de partido. Es en ese tramo que va desde los 76 a los 90 minutos (y un poco más si se considera el tiempo adicional) los de la avenida España concentran el 32% de sus conquistas (10 de 31). Después, el resto se reparten de la siguiente manera: 5 entre los 31 y los 45, 4 entre el minuto 1 y el 15, 4 entre el 16 y el 30, 4 entre el 46 y el 60 y 4 entre el 61 y el 75.
El “celeste” no podrá ser comparado con equipos de la NBA actual, que tiran mucho desde afuera y penetran poco a la zona pintada. A los dirigidos por Delfino les gusta marcar de corta distancia. De los 31 tantos, 28 fueron convertidos desde adentro del área. Nahuel Cainelli ante Agropecuario de local, Mateo Bajamich contra Almirante Brown en el Candini y Mauro Valiente ante Guillermo Brown en Madryn marcaron desde más allá de los 16 metros y medio del área grande.
Esa preferencia para marcar desde cerca de las narices del arquero rival, no implica que la pelota parada allá sido un recurso importante para Estudiantes en la campaña. Seis de los 31 goles vinieron por envíos aéreos desde tiros libres o córners. Como contraparte, 21 llegaron como el resultado de una jugada. Cuatro fueron de penal.
Hay algo en lo que los dirigidos por Delfino fueron bien convencionales. La pierna derecha fue la parte del cuerpo con la que convirtieron mayor cantidad de goles. Ese miembro participó en 23 de los 31 tantos. La cabeza dijo presente en cinco y la pierna izquierda fue el instrumento en tres tantos.
En cuanto a los números individuales, Luis Silba y Mateo Bajamich son los que más han convertido con ocho tantos cada uno. El “tanque” hizo seis en el Candini y dos de visitante y el ex Instituto marcó siete en Río Cuarto y uno en cancha de San Telmo, en la Isla Maciel. Gastón Arturia los sigue con tres, con la particularidad de que, siendo diestro, marcó dos de cabeza y uno de zurda, ante Deportivo Morón. Guillermo Villalba y Renzo Reynaga tienen dos cada uno. Cainelli, Valiente, Fernando Belluschi, Rosales, Facundo Castet, Leonardo Flores, Nicolás Talpone y Santiago Zurbriggen convirtieron en una oportunidad.
Así, si un hincha de Estudiantes quisiera saber cuáles son las condiciones habituales para que se produzca un tanto del “celeste”, deberá tener en cuenta que el escenario es el Candini, que deberá esperar al segundo tiempo, preferentemente a los últimos quince minutos. No es probable que llegue a través de una pelota parada o de un remate lejano y seguramente será con la pierna derecha. Dicho todo todo lo anterior, es más posible que ante All Boys, ninguna de estas predicciones se cumpla, porque, en definitiva, esto es fútbol y el gol es su parte más impredecible.
Del Autor
Tinta Deportiva es un espacio que mira al deporte desde lugares diversos. En sus textos aparecen historias, relatos, números y voces que aportan ideas para pensar lo que pasa adentro, afuera y alrededor de una cancha. Se trata de una invitación a sumarse a una comunidad que comparte una perspectiva multiforme de lo que es el “deporte”. El contenido del blog está siempre disponible para todos aquellos que quieran curiosear y ver de qué se trata. Podés suscribirte y hacer un aporte de $150 para que este espacio siga creciendo.