Vuelta por el Messiverso

La Feria del Libro se convirtió en una cancha de fútbol en la que la imagen del capitán argentino se multiplica en las mas diversas formas

Yo nunca crucé por un agujero negro. Por eso tardé en darme cuenta de lo que me pasó el otro día en la Rural. Como iba a saber que la puerta de Plaza Italia era un vórtice hacia una realidad paralela. Yo iba tranquilo a la Feria del Libro y de repente, aparecí en una especie de Messiverso.

Ojo, que al principio a cualquiera le hubiera costado darse cuenta donde estaba. A primera vista parecía la Feria de siempre. Todo estaba más o menos igual, pero de a poco te ibas dando cuenta de que había algo raro. Se veían “messis” por todos lados. La imagen del rosarino se multiplicaba en diversas formas y colores. Era como meterse en esos cross overs raros de los cómics en los que los super héroes se cruzan con versiones extrañas de ellos mismos y hay un Batman malo, otro de goma, otro camionero. En la Feria pasaba lo mismo, pero con Messi.

De arranque te chocás a un “Messi de cartón” tamaño real que está parado en el stand de Librofutbol. Al lado aparece más de una decena de libros con diferentes Messis en la tapa. Está el “Messi catalán” de pelo largo y cara de pánfilo, el “Messi parisino” con la barba y el “Messi goleador” de la Champions. A unos pasos, te encontrás con el “Messi modelo deportivo” de la editorial Stadium. El tipo anda gambeteando en las portadas de textos sobre la mentalidad y el entrenamiento en el alto rendimiento.

Al “Messi Campeón del Mundo” te lo cruzas por todos lados. Como si fuera un loop, levanta una y otra vez la copa. La gente hace fila para verlo. Incluso hay versiones dentro de esa misma versión. Aparece, por ejemplo, en el libro La Tercera, de Alejandro Wall y Gastón Edul que está en la mayoría de los stands. En la muestra de Octubre tenés otro, campeón del mundo también, pero parece más “aventurero”. Está en la tapa de Qatar – Diario de un viaje alucinante de Juan José Panno.

En el stand de Sudestada te encontrás con un “Messi viajero”, que avanza con su valija en la tapa de la última edición de Orsai. Allí también aparece una de las versiones del “Messi Contado”. Es un Messi que va creciendo. Empieza en Rosario y termina en Qatar. A este Messi por ejemplo, lo escribió el periodista francés Florent Torchut (El Rey Leo). Otro “Messi Contado” es el de Sebastián Fest y Alexandre Julliard (Messiánico), que se deja ver en Penguin. 

Hay un “Messipibe” o, mejor dicho, un “Messi para pibes”. Se trata de caricaturas del rosarino que pululan por los stands, ofreciendo cuentos y moralejas, en los que el capitán argentino es el protagonista. Por supuesto que hay un “Súper Messi”, sino no sería un universo paralelo. Salta a la vista en una gigantografía que anuncia una colección de comics en el stand de Ovni Press Editorial. No alcancé a ver que súper poderes tiene, pero con la versión de nuestro mundo alcanza para verlo como un Superman. No hay mucho que exagerar ahí.

La mayoría de los transeúntes de este Messiverso también son versiones de Messi. Mujeres, niños, viejos, argentinos, extranjeros, lo rodean a uno vestidos con la camiseta de Messi. Por momentos da un poco de cagazo pensar que toda esa gente sea como una especie de mecanismo de defensa y cual glóbulos blancos, al detectar que uno es un agente externo, se organicen en una turba y lo rajen a patadas de ahí.

Como será de raro todo, que yendo hacia el fondo del pabellón Azul, uno se encuentra con una versión del “Messi del futuro”.  Uno va buscando un baño y de repente, se da de lleno con un stand pequeño que no tiene libros y no se entiende mucho lo que muestra. Pertenece al Centro Cultural Islámico Rey Fahd de Arabía Saudita. En su versión árabe, el rosarino viene con turbante y una valija de petrodólares. Después de eso, pensando en los rumores, empecé a prestar atención para ver si había otra versión del “Messi del Futuro”. No sé, uno que estuviera vestido a lo Don Johnson en Miami Vice o uno con look reguetonero. 

Ahora que lo pienso, al Messiverso le faltaba algo de deconstrucción. O aunque sea algo de corrección política que le dicen. No vi a un “Messi trans” o a un “Messi negro”. No había portadas con Messi defendiendo los derechos de la comunidad LGBTQ+ ni nada que lo actualizara en términos de disputas sociales. Es un universo más bien “conserva” en ese sentido.  

Cuando quise acordar, entre tanto Messi, no me di cuenta de que el espacio había cambiado. La Feria del Libro directamente ya no estaba. La tierra de las letras mutó a una cancha de fútbol en la que Messi se erigió como la gran figura. Un cuento borgeano en el que la imagen del rosarino se multiplica en diversas formas hasta coparlo casi todo.

Como no entiendo como entré, tampoco puedo explicar mucho como salí. Cuando sentí que me había empachado de tanto Messi, enfilé para la puerta y me mandé. Aparecí en avenida Santa Fe como si no hubiera pasado nada. No quedaba ni un rastro del Messiverso.

Del Autor

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