
¿Por qué importa tanto lo que opine un deportista sobre lo que ocurre afuera de una cancha? ¿Acaso los goles o los triples tienen el mismo valor que un doctorado? ¿Por qué deben tomar una postura? ¿Por qué son criticados si lo hacen?
“Es un hijo de puta”, espetó el periodista Pablo Duggan en su programa de C5N. El insulto va dirigido a Sergio Agüero. El ex futbolista, devenido en estrella del streaming, opinó a favor de la dolarización de la economía argentina y eso desató la indignación del comunicador. En el vivo en cuestión, un famoso influencer lleva a Agüero a opinar de la realidad política argentina. El ex jugador contesta lo que le parece, lo que piensa, tal como lo haría cualquiera. Responde desde su experiencia de vida, como si estuviera en una charla de café. No tiene un título en Ciencias Económicas y nunca administró un país o nada parecido.
Que un referente deportivo opine sobre cosas que no pasan en la cancha siempre genera revuelo. Diego Maradona construyó parte de su mito con sus dichos sobre la vida política y social. Lebron James se volvió la contracara de Michael Jordan por sus expresiones en tiempos de Blacks Lives Matters. Macarena Sánchez es una referente del Ni una menos. Esas expresiones les han traído problemas. No a todo el mundo le gusta que un atleta se comprometa. “Dediquense a jugar”, les dijo el ex presidente estadounidense Donald Trump a los jugadores de la NBA y la NFL que protestaban contra el racismo.
El deportista que se convierte en ídolo, se vuelve una fuente de consulta de los más variados temas. La gente lo sigue, lo idolatra y sus opiniones pesan. Sus intervenciones dentro de la cancha le otorgan las capacidades para volverse un “todólogo”. No importa si sabe o no de ingeniería química, batir récords mundiales vale lo mismo que tener un doctorado en la materia.
El deportista es empujado a tomar una postura. Así como hay un grupo de personas a las que les molesta que se metan, hay otro que les solicita que lo hagan. A veces, no solo se les pide que opinen, sino que lo hagan de una determinada manera. Cuando sus miradas no son las solicitadas por la mayoría, son carne de cañón. La figura de Novak Djokovic como deportista comprometido era muchas veces puesta como ejemplo, en contraste con la de un Roger Federer que elegía no meterse en polémicas. Eso hasta que al serbio se le ocurrió hablar en contra de la vacunación.
“No me voy a meter en eso. Me querés hacer pisar el palito”, le dijo hace poco Pablo Aimar a un periodista riocuartense, cuando le pidieron que diera su opinión sobre las cuestiones políticas que dieron vuelta alrededor de la selección en el mundial de Qatar. El periodismo también hace su juego. Si el deportista opina, lo que diga vende. Si no lo hace, también surge un título.
“Lo que no me gusta en la vida, es que para hablar de algo muy serio, la opinión de un entrenador de fútbol sea importante. Realmente no lo entiendo”, contestó el técnico de Liverpool, Jürgen Klopp, cuando le preguntaron sobre el coronavirus, a principios del 2020, poniendo el énfasis en la responsabilidad que a veces tienen quienes preguntan.
El debate podría posarse sobre la responsabilidad del deportista a la hora de declarar. Hay quienes dirán, con cierta razón, que debe ser consciente del lugar que ocupa y del impacto que tienen las palabras. Pero también habría que repensar el lugar que se les da a esas opiniones desde el otro lado ¿Por qué son tan importantes? ¿Por qué es tan importante que un ex goleador de su visión sobre un tema del que no sabe y del que no está obligado a saber?
“¿Por qué a mí? Yo solo llevo una gorra de béisbol y estoy mal afeitado. Hay que hablar de las cosas de la manera correcta y no las personas sin conocimiento, como yo, que hablan de algo que no saben. Son las personas con conocimiento las que deberían decirle a la gente que haga esto o lo otro y si esto está bien o no. No entrenadores de fútbol. No entiendo de política, del coronavirus…”, remarcó Klopp en aquella conferencia de prensa de 2020.
Del Autor
Cuento “Viejo con árbol” de Roberto Fontanarrosa.
Tinta Deportiva es un espacio que mira al deporte desde lugares diversos. En sus textos aparecen historias, relatos, números y voces que aportan ideas para pensar lo que pasa adentro, afuera y alrededor de una cancha. Se trata de una invitación a sumarse a una comunidad que comparte una perspectiva multiforme de lo que es el “deporte”. El contenido del blog está siempre disponible para todos aquellos que quieran curiosear y ver de qué se trata. Podés suscribirte y hacer un aporte de $150 para que este espacio siga creciendo.