Mientras todas las miradas están concentradas en Qatar, en el ambiente cercano siguen pasando cosas. Por ejemplo, desde que comenzó el mundial, 143 personas denunciaron hechos de violencia de género en Río Cuarto y la Región
Qatar quiso el mundial y lo tiene. Quiso lavar su imagen frente a un occidente que solo quiere sus petrodólares. Que desde un etnocentrismo cultural políticamente correcto le pide que se aggiorne para que esos aspectos no separen lo que el capitalismo ha unido. Está bien que pague los sueldos de Messi, Mbappé y compañía, pero no que no se haya modernizado en cuestiones de derechos humanos.
Los mundiales siempre tapan cosas. Las agendas se modifican y el fútbol copa espacios. En este caso, no solo por lo que pasa adentro de la cancha. Mientras una cantidad importante de personas se indignan por la manera en la que tratan a las mujeres en Qatar (cosa que está muy bien), la semana pasada la delegada del Ministerio de la Mujer en Río Cuarto informó que por mes se reciben 400 denuncias de violencia contra las mujeres en la ciudad y la región. Fue en el marco de la conmemoración del “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”.
En Río Cuarto y la región se denuncian 13 hechos de violencia contra la mujer por día. Es decir que, desde que comenzó el mundial, 143 mujeres dieron aviso de que su integridad corría peligro de algún modo. Contando los dos tiempos de 45 minutos, el descanso y lo que adicionan los árbitros, un partido dura mas o menos dos horas. Justamente el tiempo que pasa entre una denuncia y otra.
Según datos del Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano”, que coordina la Asociación Civil La Casa del Encuentro, entre noviembre de 2021 y noviembre de 2022 se cometieron 300 femicidios y siete travesticidios en el país. Esos datos arrojan que, por estas tierras, se comete un crimen de género cada 30 horas. Si el promedio se cumple, durante los 28 días que dura el mundial, se producirían 22 hechos de este tipo.
El femicidio no está tipificado dentro de su código penal, por ende, no hay datos concretos sobre este tipo de delitos. Si existe la tutela masculina, que hace que las mujeres deban pedir permiso a los hombres para acceder a muchos empleos gubernamentales, viajar al extranjero hasta cierta edad y recibir algunas formas de atención de la salud reproductiva. De todas maneras, en su intento de “lavado de cara”, el emirato ha empezado a modificar algunas cuestiones. Por ejemplo, le dio lugar al fútbol femenino. La arquera del seleccionado, Shaima Abdulla, estudia en la universidad y trabaja en ‘Generation Amazing’, un programa de transformación cultural a través del fútbol.
En Argentina, el fútbol femenino sigue peleando para hacerse lugar. Si bien las mujeres ya no deben pedir permiso para jugar, igual se encuentran con desigualdades permanentes. No hay ningún club del fútbol argentino en el que el presupuesto destinado al fútbol femenino no sea menos de 100 veces menor que el presupuesto destinado al fútbol masculino. En Río Cuarto, esas diferencias se ven en infraestructura y en cuestiones organizativas. De hecho, las jugadoras están empezando a organizarse para tener un poco más de peso en la Liga.
El mundial hizo que todas las miradas del mundo se posaran en Qatar como uno de los centros más importante de la desigualdad y el maltrato a la mujer. Los medios (nuevos y viejos) dirigieron sus cámaras hacia medio oriente y se olvidaron de lo que pasa en occidente.
Mientras se sacaban cuentas para ver cuántos goles había que hacerle a Polonia para pasar a octavos, otros números pasaron de largo. Entre el triunfo ante México y final del partido de ayer ante Polonia pasaron 96 horas, se realizaron 48 denuncias por violencia de género en el gran Rio Cuarto y se produjeron tres femicidios en Argentina.
Del Autor
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