
El empuje coordinado, también llamado “bajadita”, fue el sello del scrum de los Pumas durante mucho tiempo y fue adoptada por varias selecciones a nivel mundial
Hasta finales del siglo pasado, el rugby todavía no había dado el salto en popularidad en estas tierras del sur del mundo. Por ende, el argentino medio conocía muy poco de la disciplina. El autor de estas líneas, que era uno de esos “argentinos medios”, se acercó al deporte por esos días, cuando Los Pumas hicieron historia metiéndose por primera vez en los cuartos de final del mundial de Gales. De esa incursión inicial, a quien suscribe le quedaron dos cosas grabadas: el grito de “Aaaaaadeeeennnntro” del relator Alejandro Coccia y que la marca del rugby argentino era el scrum.
Para un recién llegado, como el autor de estas líneas, era difícil comprender como podía ser que esa masa amorfa compuesta por 16 tipos, fuera la esencia de algo. Ganar un scrum generaba puntos directos. A lo sumo un penal, pero no parecía tener demasiada incidencia en el juego. Naturalmente, con el correr de los años -y los partidos vistos- la mirada cambia y quién tiene ganas, se da cuenta lo vital que es. Implica ganar la posesión de la pelota, avanzar en el terreno y tener una base desde la cual atacar. Tiene, además, un tremendo impacto simbólico. Se trata de conquistar por la fuerza al otro.
El rugby argentino se ganó su lugar en el mundo en 1970 por su fiereza. El apodo de “pumas” nace unos años antes, entre otras cosas, por esa entrega particular que tenía el jugador argentino. La garra que le dicen. En ese marco, los delanteros (forwards para quienes gusten del inglés o “los gordos” para quienes prefieran términos menos académicos) representaban la marca albiceleste y la manera en la que disputaban el scrum era su sello.
¿Qué hacía tan especial al scrum de los Pumas? Una técnica denominada “empuje coordinado” o “la bajadita”. Su creador fue Francisco Ocampo, un entrenador catamarqueño (a quién apodaron de manera muy creativa como “Catamarca”) que la implantó en el rugby de Buenos Aires. En 1969 llegó al SIC (San Isidro Club, para quienes no son del palo), institución en la que trabajaría con su discípulo Carlos Villegas.
Ocampo falleció en 1970, pero Villegas continúo con su legado y el club “zanjero” ganó ocho títulos de la URBA en once años, basando su juego en el dominio en el scrum. También se dio el lujo de empatarle a los Wallabies (Australia, para los no entendidos en la materia) en la cancha de Ferro. Después, el entrenador llevó la técnica a la selección argentina y allí la hizo conocida en todo el mundo.
La técnica consistía principalmente en el empuje colectivo y armónico. El pack entero flexionaba la rodilla y le daba para adelante. No se buscaba obtener el balón taloneando, sino a través de la fuerza del empuje. Esto era para que no se perdiera la estabilidad ni la correlación de movimientos de los ocho jugadores. Los jugadores debían respirar todos juntos. Inhalar al momento de la flexión y exhalar a la hora de ir al frente.
El “empuje coordinado” no se trataba de juntar a ocho muchachos que hicieran exactamente lo mismo. Implicaba también un tipo de formación distinta, con determinados agarres y posturas. La idea era formar una especie de flecha, que concentrara toda la fuerza en el centro, más precisamente en el hooker. Los pies deben estar a la misma altura y siempre en línea recta. La espalda, derecha, para sostener la estabilidad.
En una de las ediciones del programa de ESPN “Leyendas del Rugby”, quienes fueron entrenados por Ocampo, recuerdan que lo que le permitió potenciar el scrum fue el puntillismo con el que trabajaba las posturas y los agarres y también, el hecho de haber sido un gran lector. “Catamarca” se formaba constantemente y ponía en práctica lo que aprendía.
El tiempo pasó y el “empuje coordinado” fue adoptado por otros equipos. Su efectividad se fue perdiendo, afectada también por los constantes cambios de reglas y tuvo que evolucionar como todo en el deporte. De todas maneras, la técnica creada y perfeccionada por Ocampo fue la base del juego argentino durante muchos años y un elemento vital de la identidad de los Pumas.
Si te interesa el tema del scrum podés revisar esta nota sobre como sus reglas
Del Autor
Foto: Siuxy Sports
Tinta Deportiva es un espacio que mira al deporte desde lugares diversos. En sus textos aparecen historias, relatos, números y voces que aportan ideas para pensar lo que pasa adentro, afuera y alrededor de una cancha. Se trata de una invitación a sumarse a una comunidad que comparte una perspectiva multiforme de lo que es el “deporte”. El contenido del blog está siempre disponible para todos aquellos que quieran curiosear y ver de qué se trata. Podés suscribirte y hacer un aporte de $150 para que este espacio siga creciendo.