Siempre la ruta

Mientras en Europa se debate sobre la posibilidad de que los equipos deportivos viajen en tren para disminuir el gasto de energía y el daño ecológico, en Río Cuarto, los clubes solo tienen una opción

Kylian Mbappé y Christophe Galtier, jugador y entrenador del París Saint Germain, se largaron a reír en plena conferencia de prensa cuando un periodista les preguntó si no sería un gesto, para el resto de la sociedad, que el equipo cambiara el avión por el tren para hacer distancias cortas y así reducir el impacto ambiental y el gasto de energía. Las risas de los protagonistas no cayeron muy bien en un contexto europeo convulsionado por la falta de recursos provocada por la invasión de Rusia al territorio ucraniano y una ola de calor histórica devenida del calentamiento global.

La tentada de la estrella francesa ante la inquietud del periodista desató varias críticas. Un referente a nivel mundial riéndose de los problemas que afectan al resto de los mortales nunca cae bien. Fue una muestra de lo lejos que están algunas figuras de quienes los admiran. También es cierto, el periodista estuvo un poco “desubicado”. Ir a preguntarle por contaminación y energías renovables a miembros de un club cuyos dueños son los jeques de un estado construido a través de petrodólares, parece fuera de lugar.

En la volteada también la ligó Messi, que para cualquier viaje echa mano a su avión privado. Los gobiernos europeos están revisando la manera de gastar menos combustible y reducir el exceso de dióxido de carbono y le apuntan a los vuelos privados. Los movimientos ambientalistas presionan en ese sentido y el deporte es un buen lugar para hacerlo. Durante la Laver Cup, torneo de despedida de Roger Federer, dijeron presente. Un joven aprovechó el partido del argentino Diego Schwartzman para amenazar con prenderse fuego. Tenía puesta una remera con la consigna “End UK private jets” (basta de los aviones privados en Reino Unido).

Lejos toda esa polémica primermundista, los clubes argentinos no tienen que preocuparse por la emisión de hidrocarburos. En realidad, no podrían, aunque quisieran. En el país, las posibilidades no son muy ecológicas. Por economía o logística el colectivo es la opción más concreta. El avión es un lujo que sólo algunos pueden darse y el tren no entra en el radar.

Estudiantes es el equipo de fútbol de Río Cuarto que más arriba está en el escalafón de AFA. En la Primera Nacional, el Celeste se ve obligado a viajar cada quince días. Las travesías siempre son en colectivo, la mayoría de ellas en el servicio cama-suite. El costo es una de las principales razones, pero también está la cuestión logística.

El club de la avenida España gasta por viaje un promedio de un millón de pesos -contando el alojamiento-. Es el costo por movilizar a una delegación de 32 personas (jugadores, cuerpo técnico y dirigentes). El destino más barato es Córdoba Capital (alrededor de $600.000) y los más costosos son Puerto Madryn y Jujuy (aproximadamente 1.400.000).  

El viaje en avión no solo costaría el doble, sino que, además, plantea inconvenientes de logística. El aeropuerto de Río Cuarto es pequeño, al igual que la cantidad de vuelos que pueden partir de su pista. Si Estudiantes quisiera moverse por aire, debería hacer parte del trayecto en colectivo hasta Córdoba para poder subirse a un avión que lo lleve a su destino.

Tampoco es que la terminal aérea de la Docta ofrezca muchas opciones. Por caso, para ir a Puerto Madryn, hay uno o dos vuelos por día y la mayoría de ellos hace escala en Buenos Aires. Solo dos van directos y hacen el trayecto en menos de 20 horas (en colectivo el recorrido se cubre en 21 o 22 horas aproximadamente). Si el partido fuera un domingo, para poder descansar la noche del sábado en tierra chubutense, el plantel del Celeste debería salir hacia Córdoba el viernes.  De hecho, en junio de este año, Instituto tuvo que viajar por tierra debido a estos inconvenientes.

El otro equipo que en estos momentos está representando a Río Cuarto a nivel nacional es Urú Curé. La Lechuza está disputando el Torneo del Interior A y en esta primera fase ya viajó a Paraná y Tucumán y le queda pendiente ir a Mar del Plata. Todos se harán en colectivo.

La Lechuza gastó $ 478.000 en el viaje a la capital entrerriana y $658.000 en la travesía hacia el Jardín de la República. Vale aclarar que, para este torneo, la Unión Argentina de Rugby subvenciona una parte de los gastos de los clubes. Son $200.000 para alojamiento y $250 por kilómetro realizado. Así, de lo gastado para ir a Paraná, la UAR le aportó a Urú $430.000.

A diferencia de la UAR, la AFA no otorga ningún tipo de subvención a los clubes para que puedan viajar. Es cierto también que, en el caso de la Primera Nacional, los equipos compiten en una categoría profesional, mientras que el rugby en Argentina es amateur.

A nivel provincial la situación no difiere demasiado. La única opción es la ruta. Para disputar una fecha del torneo Damas A cordobés con todas las categorías, Universidad gasta $320.000 en viajes. Es lo que le cuesta movilizar dos colectivos a Córdoba. Hacer el trayecto en avión no tendría sentido. No sólo porque la distancia es corta, sino por que la única manera de unir en un vuelo comercial la capital y la capital alterna, es pasando por el Aeroparque porteño. Es decir, haciendo escala en CABA, en una travesía que duraría 25 horas.  

Para estas instituciones -y muchas otras-, el tren sería una tercera opción, quizás la mejor. Pero el sistema fue desmantelado por la dictadura y el menemismo (además de descuidado y no recuperado del todo por los demás gobiernos). Cómo en Europa, las vías permitirían que los equipos deportivos hagan viajes más económicos y ecológicamente sustentables, pero en Argentina esa posibilidad es casi inexistente. Más allá de la comodidad o no que ofrecen los vagones, hay trazados que ya no existen. La única manera de moverse en tren de pasajeros desde Río Cuarto es trasladándose primero por ruta a otra localidad. Para los clubes del “imperio”, la única opción es la ruta.

Del Autor

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