La Década

Mientras el básquet argentino cambia de técnico de manera intempestiva y los tenistas deben trabajar de más para llegar a la segunda semana de un Grand Slam, el Autor de este blog se pone nostálgico y viaja en el tiempo unos 20 años atrás

El Autor de este blog va a hacer algo que no le gusta, que es ponerse autorreferencial, pero este ensayo tiene mucho de personal y es difícil no escribirlo de esta manera. Una charla familiar lo puso un poco nostálgico y se le ocurrió volcar ese sentimiento en estas líneas.

Durante una tarde en familia, la tía del autor comentó que su primo se la pasaba todo el día mirando deportes por tv (o en las plataformas) en vez de estudiar. El adolescente remató la frase de su madre, acotando: “Encima es tiempo perdido, porque los argentinos pierden más de lo que ganan. El tenis, el básquet, el vóley…no le ganan a nadie”.

Esa frase le disparó al Autor el recuerdo de su adolescencia. Él también pasaba muchas horas viendo deportes en ese tiempo. En ese momento, su calendario se regía por el deporte. Enero no se llamaba enero, era el Abierto de Australia, febrero era la primera fase de la Davis, abril eran los playoffs de la NBA, mayo Roland Garros y así sucesivamente. Los años pares eran de mundiales y Juegos Olímpicos y en los impares los clasificatorios. 

Pensó en lo lejos que empezaba a quedar ese tiempo y se sintió al viejo. No por los años en sí, si no porque en su cabeza apareció una premisa que delata un dejo de vejez. Esa que cree que todo tiempo pasado fue mejor. Sus memorias llegaron con la idea de que cuando él se enganchaba frente a la pantalla los argentinos ganaban más de lo que perdían. Sin dudarlo demasiado, le contestó a su primo: “Vos porque no viviste los primeros años del 2000. Esa época fue espectacular”.

La primera década del siglo debe ser una de las mejores de la historia del deporte argentino. En esos diez años (2000- 2009) confluyeron generaciones de atletas que marcaron una época en sus disciplinas y fueron una suerte de bisagra.

De primera hay que recordar que, en esa década, Argentina volvió a sumar medallas doradas en Juegos Olímpicos consecutivos después de medio siglo. Atenas 2004 y Beijing 2008 comparten el cuarto lugar en la tabla de mejores actuaciones argentinas en este tipo de eventos, con seis medallas.

Sidney 2000 no se quedó atrás y entrego cuatro medallas. Pero lo más importante que pasó en Australia fue el nacimiento de un emblema argentino, Las Leonas. Ese bautismo implicó el inicio de lo que hoy es una marca. En su primera como “Leonas”, la selección femenina de hockey sobre césped ganó tres medallas olímpicas seguidas, un mundial y tres Champions Trophy. No se bajó del podio en ninguna de las competencias importantes y sembró la semilla de una esencia que llega hasta la actualidad.

Junto con las “Leonas originales”, apareció otro grupo de jugadores que se transformaría en leyenda.  La “Generación Dorada” del básquet argentino tuvo su zenit en esos dos lustros iniciales del siglo XXI. Si bien varios de ellos ya tenían experiencia en la selección, fue entre el Premundial de Neuquén y el Sudamericano de Valdivia del 2001, que es equipo empezó a trazar su historia. A partir de allí -y hasta el 2009- la selección masculina se transformó en una potencia. Sumó dos podios olímpicos (uno de ellos con título) y fue protagonista de los dos mundiales que disputó. Más allá de los resultados, Ginóbili y compañía generaron una simbiosis con el público argentino pocas veces visto. Ese equipo era un cheque al portador contra casi cualquier rival.

Fue en esa década en la que Argentina pudo decir presente en serio en la NBA. El 31 de octubre del 2000, Juan Ignacio Sánchez se convirtió en el primer argentino en jugar en la liga más importante del mundo del básquet. Detrás de “Pepe”, llegó Rubén Wolkowyski y luego comenzó la revolución Ginóbili. Manu hizo su debut en la temporada 2002/03 y de arranque ganó su primer título con San Antonio Spurs. Fue el inicio de un idilio que terminará con el bahiense entronizado en el Salón de la Fama. Si bien la estela de esos nombres siguió durante los años siguientes, a partir del mundial de Turquía 2010 el grupo se empezó a desarmar y ya no fue el mismo. Hoy, cuando el equipo cae sin atenuantes ante Canadá y sufre para vencer a Venezuela o a Uruguay, es difícil no mirar atrás con nostalgia.

En ese sentido, como no pensar en el tenis. “Lo que pasó con la Legión, es casi imposible que se repita”, dice cada tanto Agustín Calleri, hoy presidente de la Asociación Argentina e integrante de ese grupo de jugadores que puso raquetas en las manos de muchos argentinos. La “Legión Argentina” tomó por asalto el mundo de la ATP y la ITF entre el 2000 y el 2009. Nunca en la historia, esta tierra tuvo tantos jugadores en el Top 100. De hecho, en el 2005, David Nalbandián, Gastón Gaudio y Guillermo Coria cerraron la temporada entre los diez mejores del mundo. El de Unquillo ganó la Copa Masters de ese año, venciendo a Roger Federer en la final. En ese certamen, de los ocho participantes, cuatro fueron albicelestes. Además de los tres mencionados, participó Mariano Puerta.

En esos años Argentina volvió a ganar Grand Slams. Gaudio se quedó con Roland Garros en 2004 al vencer en la final a Coria. En esa edición, Nalbandián llegó a semifinales y Juan Ignacio Chela llegó a cuartos de final. El otro torneo grande lo ganó Juan Martín Del Potro en 2009, en lo que fue la cereza del postre de esa década. El tandilense tomó la posta para ganar el US Open. En ese momento, daba la sensación de que sería el primero de su carrera y no el único.

La única manchita de esa década para el tenis argentino fue la esquiva Copa Davis. Luego del regreso al Grupo Mundial en 2001, los equipos argentinos llegaron tres veces a semifinales, disputaron dos finales y nunca tuvieron que jugar por la permanencia. El título llegó por fin en 2016, pero al año siguiente vino el descenso.

Entre tantas disciplinas que hicieron historia en esa época está el rugby. Si bien ahora Los Pumas dan un golpe cada tanto, en esa década pegaron un salto de calidad. El tercer puesto en el mundial de Francia en 2007 fue el pico más alto de tiempos en los que se le ganó seguido a Francia, Irlanda, Gales y Escocia. Incluso, fue en esos años en los que llegó el histórico triunfo ante Inglaterra en la “catedral” de Twickenham.

Más allá de la dura caída en el mundial de Corea/Japón 2002, el fútbol argentino también tuvo una buena década. La selección mayor tuvo grandes rendimientos y buenos resultados. Los juveniles ganaron tres títulos del mundo bajo el manto del proyecto de Néstor Pekerman. En términos de clubes, argentina volvió a ser el país que más copas Libertadores obtuvo. Boca levantó cuatro y Estudiantes se llevó una. Lejos se estaba de la hegemonía brasileña de hoy.  

Los motivos por los que se dio esta confluencia generacional son varios. Explicarlo es como intentar esclarecer la inflación en Argentina. Hay cuestiones puntuales de cada una de estas disciplinas y componentes generales del contexto económico, político y social.

Está claro que la memoria es selectiva. Cada uno recuerda como quiere y en general, lo vivido en la infancia y la adolescencia pega mucho más. En esos años uno está más receptivo y hasta el mínimo cambio de viento tiene consecuencias emocionales. Es lo que le pasa al Autor de estas líneas con esa época.

Más allá de los subjetivo, los primeros diez años del siglo XXI fueron muy buenos para el deporte argentino y los especialistas dudan que se vuelva a repetir. Fue una década inigualable.

Del Autor