El Doctor

El documental sobre la vida de Carlos Bilardo volvió a poner sobre el tapete una de las grietas más profundas del fútbol argentino

“Bilardo es un cagón. Un tipo que le tiene un miedo terrible a la derrota”, dice Fernando Signorini, eterno preparador físico de Maradona, en uno de los tramos de la miniserie documental sobre la vida del exentrenador de la selección, estrenado en estos días por la plataforma HBO Max. La frase es una de las que más polémicas levantó dentro de tantos recuerdos y comentarios.

El documental sigue un tramo de la vida de Bilardo. Empieza con sus últimos días como jugador y llega a la actualidad. La serie intenta tejer puentes entre el Bilardo persona y el Bilardo personaje. Tarea difícil si las hay, desde principios de este siglo la figura del Doctor ha pasado por varios lugares (desde el mito a la caricatura), todos ellos muy alejados de lo que sería un transeúnte común y corriente.
Pensar en el Bilardo persona es salir de una lógica común en Argentina. Ezequiel Fernández Moores describe que el periodismo argentino se ha convertido en un periodismo de Tribuna Caliente. Se trata de un procedimiento por el cual un hecho o una persona es puesto en el centro de la escena. A partir de allí se construyen dos miradas (tribunas) cada una con una verdad absoluta. Las posturas se van haciendo cada vez más extremas, hasta convertir a los argumentos en slogans totalmente vacíos de sentido. El eje en cuestión queda inmerso en la grieta y pierde su complejidad, hasta caer en una lógica dicotómica del estilo bueno/malo o bello/feo.
La lógica no es privativa del periodismo. La opinión pública suele ser adepta a la dicotomía. En el fútbol, nombres como los de Bilardo, Bielsa y Menotti han caído fácilmente en la pasarela que conforman las tribunas.
La grieta simplifica. Una vez allí, los hechos son despojados de sus matices y las personas dejan de serlo. Pierden esa cualidad que las hace complejas y se convierten en personajes.   Ahí donde antes había un ser, ahora hay un estereotipo.
Así, para una de las tribunas Bilardo es un tramposo ventajero. Un tipo inescrupuloso, con tintes maquiavélicos, que es capaz de hacer cualquier cosa por ganar. Para la otra, un genio absoluto, adelantado a su tiempo. Un incomprendido que cambió el fútbol.
En el primer caso, el pedido pisar a un rival y el bidón contaminado, pesan más que la obligación que les imponía a sus jugadores sobre sus estudios o el cuidado por su físico; los alfilerazos a sus contrarios le quitan el mérito de haber sido jugador profesional y al mismo tiempo recibirse de médico.  
Del otro lado, sus triunfos validan sus métodos. Las victorias justifican las trampas y obtener el resultado es lo único que cuenta.
Está claro que Bilardo también contribuyó al estereotipo. Consciente e inconscientemente, el Doctor les brindó argumentos y slogans a las dos tribunas.
La propuesta del documental es interesante, en tanto y en cuanto abre puertas a debatir sobre los métodos del Doctor. Dejar atrás las tribunas y repensar el juego desde las ideas de Bilardo. Por ejemplo, la noción sobre lo que es el triunfo y cuál debe ser el costo por conseguirlo. No fijarse en el personaje, sino en la persona, con sus aciertos y defectos. En ese sentido, la serie cumple su función y la frase de Signorini -ironía incluida- es un hilo del cual tirar.

 

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