Previando Tokio, parte I

El viernes comienzan los Juegos y desde Tinta los empezamos a palpitar. Al final de la nota, un link con el calendario de las pruebas de los atletas argentinos

El viernes quedarán formalmente inaugurados los Juegos Olímpicos Tokio 2020+1 (o 2020 0 2021). La última vez que hubo que esperar más de cuatro años para una cita de este tipo fue entre Berlín 1936 y Londres 1948. Una parábola de Hitler a Churchill. En el medio, los nazis se comieron por un tiempo a media Europa y los yanquis, sumergieron a Japón bajo la sombra del hongo atómico. Más de 40 millones de personas quedaron en el camino.

El coronavirus consiguió demorarlos un año, rompiendo la cadena que comenzó en aquella edición de 1948. La pandemia superó las 4 millones de víctimas a nivel mundial. En Estados Unidos, cobró más vidas que la propia Segunda Guerra.

Serán unos Juegos raros y anodinos. Se hacen porque el andamiaje no puede quedarse quieto otros tres años más. No sólo el deportivo, sino también el del negocio. De no realizarlos, el Comité Olímpico Internacional hubiese perdido entre 3.000 y 4.000 millones de dólares en transmisiones de TV, que implican el 91% de sus ingresos.

Los atletas estarán en Tokio, pero el público no. El coronavirus no logró suspenderlos, pero si evitará que las tribunas estén habitadas. Tampoco se llenarán los hoteles japoneses. El gobierno nipón decidió no abrir ni sus estadios ni sus fronteras. Se perderá de ganar 22 mil millones de dólares por esa determinación. Además, tendrá a su población mirándolo de reojo, ya que más de la mitad de los ciudadanos no estaban muy de acuerdo con que los Juegos se hicieran en las actuales circunstancias.

Los atletas ya están en Tokio y algunos de ellos ya dieron positivos por Covid. Se trató de atletas de países del tercer mundo, con lo cual, el impacto mediático todavía es mínimo. En teoría, el COI insiste en que todos los deportistas y los países son iguales, pero “Teoría”, es un lugar en donde todo está bien y dista mucho de su prima lejana, la “real realidad” ¿Qué pasará si una figura de naciones con más peso contrae el virus?

El COI, fundado en 1894 por el barón Pierre de Coubertin, se ha caracterizado por su amplitud y cintura. Tiene más miembros que la Organización de las Naciones Unidas y suele saber acomodarse para no enojar a ninguno de ellos. En esta ocasión el gran conflicto son los atletas rusos.

Los libros de historia dicen que la Guerra Fría se terminó con la caída del Muro de Berlín, pero aún quedan cuentas pendientes. En un nuevo duelo entre Oriente y Occidente, Estados Unidos descargó todo su peso político y empezó a perseguir a los atletas rusos por doping. Una investigación, que incluyó arrepentidos y todo el combo, descubrió “negligencias” en los laboratorios en los que se hacían las pruebas del otro lado de la vieja Cortina de Hierro (Se recomienda ver el documental Ícaro).

Rusia negó todas las acusaciones y empezó un conflicto con el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) y la AMA (Agencia Mundial Antidopaje). Terminó siendo suspendida y en algún momento se dudó sobre su participación en Tokio.

El COI intercedió y los atletas rusos finalmente estarán en la cita asiática. Eso sí, no competirán bajo la bandera y el himno ruso. Lo harán bajo la denominación de ROC, la sigla en inglés de Comité Olímpico Ruso.

Esto último llamaría la atención, ya que los Juegos Olímpicos Modernos nacieron, entre otros objetivos, para darles a los Estados Nación un lugar en el cual medirse sin tener que usar las armas. Pero en realidad suena coherente, si se tiene en cuenta que para ser miembro del COI no hace falta ser una nación reconocida, basta con tener un Comité Olímpico reconocido.

Esa capacidad acomodaticia del COI salió a relucir con un tema que quema en las agendas sociales. Después de años de perseguir a las mujeres con pruebas invasivas y apartarse de cualquier discusión de género, la entidad permitirá la participación de un atleta transgénero por primera vez en los Juegos. La pesista neozelandesa Laurel Hubbard, de 43 años, tendrá el honor de abrir el camino. La habilitación no fue “gratis”. Para poder formar parte de la delegación debió cumplir con los criterios de elegibilidad dispuestos por el organismo, para atletas en transición de masculino a femenino. El COI es una institución de pensamiento binario por excelencia, por eso el logro cotiza en bolsa.

En ese contexto de idas y vueltas andará Argentina. Una delegación compuesta por 181 deportistas que debió sortear de todo para estar en Tokio. Pero esa historia, será contada en la segunda parte de esta previa.

 

Agenda argentina en Tokio

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