
“El pasto es para las vacas”, dijo Guillermo Vilas alguna vez y generó polémica. Lo que se si volvió a quedar claro es que el césped de la Catedral no es para los argentinos
Wimbledon volvió a ver acción después de dos años. El césped más majestuoso del tenis abrió sus puertas y Novak Djokovic consiguió un nuevo título. A los argentinos les fue como casi siempre. Ninguno llegó a la segunda semana. Volvió a quedar claro que, como dijo Vilas, el pasto es para las vacas.
Dicen que en Inglaterra algunos lores se escandalizaron cuando el de la vincha se atrevió a insultar el césped más emblemático del mundo. “Argentino tenía que ser”, dijeron otros, recordando que no era la primera vez que un deportista argento mostraba sus malos modales ante los símbolos británicos. Antes de que Vilas quisiera transformar la Catedral en un lote de pastoreo bovino, Antonio Rattin había estrujado un banderín con los colores de la Union Jack y posado sus glúteos en la alfombra de la Reina Isabel II. Fue después de ser expulsado en el mundial de 1966 disputado en las Islas.
Siempre los tenistas han tenido un carácter especial y Vilas no era la excepción. Frustrado por no poder obtener buenos resultados en césped, después de otro traspié en Wimbledon, el nacido en Mar del Plata disparó una de sus frases más famosas. Un tiempo después, con su gran talento, consiguió adaptarse a la superficie y empezó aganar. De hecho, en 1974, ganó el Masters en la hierba de Kooyong, Australia.
Al verlo de oreja a oreja, los periodistas australianos fueron a consultarle por su famosa frase y allí, el de Mar del Plata dio el brazo a torcer, o casi. “Hace dos meses me preguntaron qué opinaba sobre el césped y contesté ‘el pasto es para las vacas’. Ahora digo que el pasto es un poco para las vacas y un poco para el tenis”, afirmó ante las risas de todos los presentes.
Vilas recompuso un poco su relación con el césped, pero nunca pudo ganar Wimbledon. Fue el único de los grandes que se le negó.
Más allá del marplatense, son contadas las veces que los argentinos han podido trascender en la Catedral. Gabriela Sabattini fue la única que pudo ganar el título y lo hizo en dobles. David Nalbandian llegó a la final en 2002 y fue derrotado contundentemente por Lleyton Hewitt.
La dificultad que tienen los tenistas argentinos con el césped, tiene que ver con la escasa cantidad de canchas de esa superficie que hay en el país. Los jugadores no se forman en la hierba y los ya formados, no tienen muchos lugares para hacer una buena preparación. Uno de los grandes motivos de esa ausencia es el económico.
Mantener el césped de una cancha de tenis es más costoso que el de una cancha de fútbol. Requiere de cuidados especiales, resembrados constantes para soportar el desgaste y herramientas de alta complejidad. Es más sencillo y menos costoso, mantener una cancha de polvo de ladrillo.
Para los ingleses el césped es el lugar ideal y tradicional para jugar al tenis. Para los argentinos, como dijo Vilas, sirve para muchas otras cosas -entre ellas, alimentar a las vacas-pero tiene muy poco que ver con las raquetas.
Del Autor