
Un problema de Bart Simpson sirve de escusa para hablar sobre la dopamina y la actividad física
“Me siento inquitín, tomó mi Ritalín y empiezo a navegar”, canta Bart Simpons al ritmo de la música de “Popeye el marino”, en el cierre del episodio Brother´s little helpter de la undécima temporada de la serie de Matt Groening. El episodio hace eje en el TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad) que aqueja al mayor de los hermanos Simpsons y los efectos que en él genera el “focusyn”, una parodía del Ritalín, el medicamento más utilizado para tratar esta enfermedad.
El episodio fue estrenado en octubre de 1999, en medio de un boom de casos de TDAH en Estados Unidos. Se centra en la tendencia que había en ese momento a diagnosticar de ese modo a la mayoría de los niños que tenían problemas en la escuela y a la sobre medicación a la que se los sometía.
Dicho de manera simple, en los pacientes diagnosticados con TDAH los neurotransmisores que se encuentran en la zona prefrontal del cerebro no consiguen llevar la información entre una neurona y otra. Uno de esos neurotransmisores es la dopamina, que también está muy ligada a la actividad física.
La dopamina se relaciona con las sensaciones de dolor y placer. Transmite la información acerca de los castigos y la recompensa. Permite discernir cuales con aquellas actividades que nos generan un efecto agradable y las que no. Tiene una vinculación muy fuerte con las adicciones. Es el acrónimo de dihidroxiphenylalanine (dopa) y la función química amina. Se la relaciona también con el verbo “dopar”, que desciende del inglés dope (droga).
Su vinculación con el placer y las adicciones es la que genera que se diga que alguien está dopado cuando se queda tildado al probar algo que le gusta o se devora una serie en un solo día. “Estoy flotando de placer”, dijo Homero, en otro recordado capítulo de la serie.
Se puede decir que alguien que hace mucho ejercicio, está dopado. Pero no porque hay incurrido en el dopaje, sino porque el hacer actividad física contribuye al desarrollo del sistema dopaminérgico. Cuando se dice que hay personas que expresan que el ejercicio les da placer. También, puede convertirse en una adicción.
Estudios realizados a atletas olímpicos han demostrado que hay condiciones genéticas en el sistema dopaminérgico que tienen una influencia directa en el desarrollo de sus carreras. Poseen un impulso natural nato hacia la actividad física. Su cuerpo “les pide” estar en movimiento constante. Sienten la necesidad de hacer ejercicio y sienten placer al hacerlo.
Diversos estudios han demostrado que el TDAH está relacionado con la necesidad constante de actividad física. Hay personas hiperactivas que muestran una escasez de receptores de dopamina. Por eso tienen la constante necesidad de realizar actividad física. De ahí surge el impulso constante de moverse.
El Ritalín aumenta la producción de dopamina y por ende, disminuye la necesidad de actividad física. Es decir, le ponen un freno al impulso. De ahí que haya un error en el capítulo de los Simpson. Cuando Bart se niega a dejar de tomar el “Focusyn”, se toma un puñado de pastilla y sale eyectado por la ventana. En realidad, el efecto es el contrario.
La relación entre la dopamina y la actividad física está comprobada, pero como concluye David Epstein en su libro “El gen deportivo”, todavía falta mucho para llegar a una conclusión acabada sobre los alcances de esa relación. No hay una certeza cabal de que todos los grandes atletas de la historia hayan venido seteados con ese impulso hacia la actividad física. Tampoco hay pruebas de que todos ellos hayan tenido tendencia hacia el TDAH. Eso sí, quizás el exceso de Ritalín haya privado al mundo de ver a Bart Simpson como un plusmarquista del decatlón.
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