
El femenino comenzó su séptima temporada en la Liga Regional. Tensiones, desigualdades y conquistas en medio de un deporte machista
“Estuvo bravo el calor, pero queríamos volver”, cuenta una jugadora de Atenas, luego de igualar con Banda Norte en el inicio del torneo Apertura de la Primera B de la Liga. Son las 13.45 del domingo y hacen 35 grados de sensación térmica.
El domingo al día de la mujer, comenzó la séptima temporada del fútbol femenino organizado por la Liga Regional de Fútbol de Río Cuarto. Que se juegue de manera federada, es una de los mayores logros que han tenido las futboleras por estas tierras. No sólo el torneo se mantuvo en el tiempo, sino que creció. Cada vez son más los pueblos de la región que suman equipos. Esta es la primera vez que hay dos divisiones (A y B).
“Nosotras estamos agradecidas con la Liga y los clubes, pero todavía faltan muchas cosas por mejorar”, comentó en el programa de TV El Deportivo, Antonella Tosco, una de las referentes de la actividad. Por ejemplo, el torneo femenino se sigue desarrollando en horarios marginales, como el de las once de la mañana.
Las jugadoras riocuartenses están un poco mejor que sus colegas cordobesas. Las capitalinas arrancaron el 2021 igual que el 2020. Un gran número de ellas se concentró en las puertas de la Liga Cordobesa para reclamar por el límite de edad que la entidad quiere imponerle al fútbol femenino.
“Si las mujeres piden igualdad, la van a tener”, advirtió hace unos años Emeterio Farías, cuando era el presidente de la Liga Cordobesa. Empezó a cumplirla quitando la obligación que tenían los clubes de presentar un equipo femenino para poder jugar con la división masculina. Muchas de las instituciones decidieron desarmar sus planteles femeninos y se redujo la cantidad de participantes en el torneo.
El sucesor de Farías, Alejandro Fernández, fue más allá con la supuesta “igualdad”. El Comité Ejecutivo de la Liga Cordobesa definió ponerle al fútbol femenino un límite de edad similar al del masculino, 27 años. Así, a partir de 2021, los planteles podrán contar con sólo cuatro jugadoras de hasta 30 años, dos de hasta 33 y una sola de hasta 35.
La Liga Cordobesa decidió desde hace varios años poner el límite de 27 años en la rama masculina. El principal argumento es que el torneo es amateur y apunta al aspecto formativo. La idea es que el cupo para futbolistas mayores, permite darles más lugar a los jóvenes. Los hombres también protestaron la semana pasada por esta situación. Los mayores quieren seguir jugando y sienten que se los discrimina.
Fernández explicó que la determinación de ponerle un límite a la edad en el fútbol femenino, tiene el mismo sentido que en el masculino: fomentar el desarrollo de las jugadoras más jóvenes. Las protagonistas dicen que el efecto puede ser totalmente contraproducente.
Sin divisiones inferiores y con escuelas formativas incipientes, la mayoría de las jugadoras superan los 30 años. Imposibilitarlas de participar, implicaría desarmar los planteles. Sacaría de la cancha a la mayoría de las referentes de la actividad. En Río Cuarto, el límite de edad causaría un efecto similar. Si bien en los últimos años el promedio bajó, todavía quedan varias jugadoras nacidas antes de 1990.
Hay otros puntos de conflicto entre la Liga Cordobesa y el fútbol femenino. Cuando las jugadoras pidieron mejores condiciones, como por ejemplo mayor comodidad en los vestuarios para poder cambiarse, la entidad respondió que esa era una obligación de los clubes. Anunció que, si la institución no hacía las obras necesarias, no podía desarrollar la actividad. Así, los clubes, con sus cuentas en rojo, dejaron de participar del femenino. Desde la LCF llegaron a pedirle a las propias protagonistas un esfuerzo económico. Si quieren jugar, deben comprometerse, fue el mensaje.
Mientras la AFA inició hace poco más de un año el camino hacia la profesionalización del fútbol femenino, en el interior todo parece más lejano. De hecho, la LCF dijo que sus torneos son amateurs y que los clubes que quisieran hacer fútbol profesional se fueran a jugar a AFA directamente. Esto se dice fácil, pero hacerlo es más complejo. La estructura del fútbol femenino es muy distinta al masculino. No hay categorías semiprofesionales que permitan ir escalando.
Una de las desigualdades más grandes que se produce entre el fútbol femenino y el masculino es la inversión que se destina a cada uno. Si bien a nivel internacional, equipos poderosos posaron sus ojos en la rama femenina, todavía los salarios de hombres y mujeres son muy distintos. “Dicen que Neymar cobra más que todo el equipo de Atalanta y se sorprenden. Neymar cobra más que todo el fútbol femenino de Sudamérica y eso no le sorprende a nadie”, twitteó la futbolista argentina Ruth Bravo el año pasado.
En estos días se disputa en Argentina la Copa Libertadores femenina. Sin tanta atención de los medios y de la opinión pública en general, se pasó por alto un hecho que debe haber sucedido en la rama masculina habría sido trending topic. Corinthians, último campeón, fue bajado del avión por la pandemia. Turkish Airlines no permitió que subieran pasajeros en la escala de San Pablo. El equipo brasileño debió invocar las normas anticovid adoptadas por el gobierno argentino para conjuntos que participan en torneos de la Conmebol y así conseguir un vuelo que trajera a la delegación al país.
La atención mediática que recibe el fútbol -y el deporte- femenino aparece con fuerza en los actuales estudios sobre periodismo. Una investigación presentada por la Universidad de Vigo, España, publicado en la revista Feminist Media Studies, analizó la presencia del deporte femenino en las redes sociales de los medios más importantes de España. Las principales conclusiones de este artículo fueron que solo el 1,6% de los tuits publicados mencionan a alguna mujer deportista o equipo femenino. Este porcentaje es inferior aún en los diarios deportivos (1,29%), mientras que aumenta ligeramente en los diarios de información general (3,15%). Más acá en el tiempo, el periodista español Miguel Ángel Jimeno presentó un análisis de los principales diarios deportivos del mundo realizado entre el 1 y el 15 de febrero de 2021. “Porquería machista”, definió a lo que se encontró.
En Argentina, para muestra basta un botón. La selección participó de la SheBelieves Cup y perdió claramente con Brasil y Estados Unidos, países que tienen un desarrollo mucho mayor. Uno de los diarios de tirada nacional tituló: “Las chicas del fútbol perdieron con Estados Unidos”.
En Río Cuarto el fútbol femenino pasó desapercibido durante mucho tiempo para la prensa. Su llegada a la Liga cambió un poco el panorama. Coincidió con el arribo a los medios de periodistas deportivas que empezaron a hacerse su lugar. De todas maneras, en el ámbito periodístico siguen siendo más los hombres.
Los horarios marginales son una de las dificultades que tienen las riocuartenses. Quizás es el más importante es que en muchos clubes, tienen que aportar dinero para poder jugar. Esto es normal en todo deporte amateur, aunque marca desigualdades con sus colegas masculinos. Muchos de ellos cobran y algunos viven de la actividad deportiva.
El deporte moderno es un ámbito machista desde que surgió en el siglo XIX. Los caballeros eran los Sportman que competían en los clubes, mientras las damas los observaban desde las tribunas. El fútbol es uno de los grandes símbolos de la masculinidad argentina. No por nada las denuncias por abusos sexuales siguen siendo un tema tabú.
A fuerza de años de iniciativas y protestas, las mujeres han conseguido ganar su lugar en el ámbito de fútbol. Las de Río Cuarto y la región pudieron abrir su séptima temporada en la órbita de la Liga, justo 24 horas antes del Día de la Mujer.
El lenguaje construye realidades. En ese sentido, una de las pequeñas cosas por las que se podría empezar a cambiar, sea utilizar el término “masculino” del mismo modo en el que se usa el “femenino”. Así como se dice Copa Libertadores femenina, debería nombrarse Copa Libertadores masculina a la de los hombres. La etiqueta, sólo aplicada a la rama femenina, convierte al torneo en una especie de apéndice de la masculina, que aparece como “principal”, cuando en realidad, tienen el mismo valor.
Del Autor
Fotos: Facebook Banda Norte/ Futboleras Cordobesas Organizadas