
La extraña sensación de inseguridad que genera el 2 a 0
Hay personas que suelen tener cierta predilección por anticipar tragedias. Son gente que siempre mira el futuro desde la mitad del vaso vacío. No importa lo bien que vayan las cosas, estos o estas aparecen para ensombrecer el ánimo de quién está bien arriba y hacerlo quedar como un optimista inocente.
Es la amiga que te dice que no te entusiasmes mucho con una relación que recién comienza porque ya se va a terminar la fascinación inicial. “Espera que cumplan el primer mes y vas a ver como empiezan los problemas”, sueltan la sentencia y lo bajan a uno de la nube. O ese familiar que al mejor estilo Abraham Simpson (“Lo arruinarás”) te vaticina un rotundo fracaso en un examen y te borra la confianza de un plumazo.
Lo peor que puede pasar con este tipo de personas, es que acierten sus funestos pronósticos. Además de pesimistas, son videntes. Allí surge la duda de si estos aciertos, son anticipos producto de cálculos racionales o instintivos o si en realidad son profecías autocumplidas. Es decir, que actúan como inductores de pesares y desdichas. En este caso, serían los llamados “pájaros de mal agüero” *. Nunca se termina de saber si esos dichos son premoniciones o son causas.
En el fútbol está lleno de esa gente. Un ejemplo claro es el o la que en plena algarabía porque tu equipo se puso 2 a 0 arriba te larga: “Ojo que ese es el peor resultado”. Vos le dirigís la mirada y abrís los brazos como pidiendo explicaciones y de repente te empezás a angustiar ante una posible remontada del rival. No importa lo que está sucediendo en ese momento en la cancha, sino ese clima de duda que te sembraron a vos.
La idea de que ir ganando 2 a 0 es el peor resultado surgió hace bastantes años atrás. Es muy difícil explicarle a quién no conoce mucho de la disciplina el motivo por el cual ir dos goles arriba es peor que estar haciéndolo por uno o ir perdiendo. La frase se acuñó a partir de buscarle una razón a las remontadas que se producían en encuentros que estaban 2 a 0. El equipo que estaba abajo, venía desde atrás y terminaba dando vuelta el resultado.
Una de las explicaciones que sostienen que el 2 a 0 es el peor resultado tiene que ver con el efecto que genera en el equipo que va ganando. Al marcar el segundo tanto, los jugadores se relajan. La victoria parece tan cerca, que el protagonista -a veces de manera inconsciente- baja la tensión con la que está jugando y permite al rival recuperarse. Esto no ocurre en el 1 a 0, la posibilidad del empate cercano hace que el que adelante en el marcador se mantenga con los nervios atentos a todo lo que sucede.
También hay una explicación que pone el ojo en el equipo que va perdiendo. Al caer por 2 a 0 ya no hay mucho que cuidar, por ende, quien está abajo en el marcador quema las naves y va sin miramientos. En ese ir, encuentra a un rival relajado y se lo termina llevando puesto.
Es clave aquí el gol del descuento. Si el equipo que va perdiendo encuentra el 1-2, el partido se vuelve un torbellino emocional. Todo se desordena. Lo mental juega un papel importante en el deporte y un cambió en ese aspecto, puede dar vuelta el clima de un encuentro.
Es ahí que el “pájaro de mal agüero” se envalentona y su pronóstico empieza a jugar un papel clave en nuestras cabezas de hinchas. De repente la cancha se inclina hacia el arco de nuestro equipo ante nuestros ojos. El tiempo que queda se hace eterno y comenzamos a sentir que llegará el inexorable empate. Tanto nos invade el pesimismo, que hasta anticipamos un posible 2-3.
Hace unos años atrás, la revista France Football hizo un informe en el que demostró que en esa temporada de la Liga Uno sólo 8% de los encuentros en los que un equipo ganaba 2 a 0 se produjo una remontada. Es decir, que quien va dos goles arriba sólo perdería uno de cada diez encuentros.
No hay una razón estadística que abale la teoría de que el 2 a 0 es el peor resultado. Pero nunca faltará el pesimista que quiera poner palos en la rueda de la alegría ajena y suelte la tan repetida máxima, generando la sensación de que la remontada pueda ocurrir. Allí dará inicio un sufrimiento psicológico en el que le pediremos a todos los dioses, que el pesimista no sea también un vidente.
*La idea del “pájaro de mal agüero” tiene su origen en tiempos de los romanos. Los augures o maestros de la predicción veían el comportamiento de las aves para anticipar lo que vendría. Eran la manera en la que se comunicaban los dioses. Los tipos miraban el cielo y si había una bandada de cuervos no había que atacar porque la derrota era segura o si una paloma les ensartaba una cagada en la cabeza seguro que llovía. Esta traducción se adjudica a los romanos de manera oficial, porque en realidad muchas de las antiguas civilizaciones tenían estas creencias.
*Para una lectura interesante y más literatura sobre el 2 a 0, recomendamos el ensayo de Eduardo Sacheri “Mito y realidad sobre el dos a cero”.
Del Autor