
El recuerdo de una de las pocas veces en las que alguien que dijo: “Vos vas a ser un crack”, acertó
Hay frases que nunca faltan en las canchas de fútbol. Sentencias que se lanzan al aire y rara vez encuentran un elemento material al cual anclarse. Todes les que alguna vez vieron un partido de juveniles han oído decir: “Ese pibe va a ser une crack”.
La sentencia suele ser emitida con la impunidad que da la inmaterialidad del futuro. Aventurar lo que sucederá en el futuro de la vida de un chique en cuestiones deportivas es como querer pronosticar lo que sucede entre dos personas cuando hay un “me gusta” de Instagram de por medio. No hay cálculos ni referencias exactas que permitan lanzar ese tipo de premisas. Son irrefutables. Decir que ese pibe o piba va a ser une crack, es igual a comentar: “Si le puso me gusta, es por que algo pasa”.
En ambos casos, quien lanza la sentencia, se basa en sus conocimientos en el área de estudio, acumulados a través de su experiencia. Se supone que quien avizora un futuro lleno de gloria para el chique, sabe de fútbol o ha visto salir de la cantera a muches jugadores. De modo similar, se estima que quien opina sobre la posibilidad de que del “me gusta” surja algo más, tiene una amplia experiencia en este tipo de relaciones instagrameras.
Una vez cada tanto, la sentencia se cumple. Del “me gusta”, surge una relación amorosa eterna y divertida al estilo Mónica y Chandler o Ron y Hermione, y en el el fútbol, le pibe termina siendo une crack. Es el caso de César Ganem, integrante del equipo de Club Social Pinto que ganó el torneo de fútbol infantil de los Juegos Evita en diciembre de 1973 en Embalse.
Dice la crónica de la revista Goles de esa fecha: “Capital había caído en la semifinal de fútbol infantil ante el equipo de Santiago del Estero. Desconsuelo en los “Cebollitas” porteños, que se hizo crisis en la figura de un número 10 de excepción: Daniel Maradona. Y en medio del llanto un pibe del equipo santiagueño se acercó, le besó la frente y le dijo simplemente: “No llorés hermano. Hoy perdieron, pero vos vas a ser el mejor número 10 del mundo.” Más allá del bautizo erróneo, el texto acompaña una foto en la que -pese al paso de los años y el deterioro del papel- se logra distinguir a un Maradona llorando a moco tendido-
El propio Diego cuenta la anécdota en su libro, aunque confunde a Embalse con Río Tercero. “Con Los Cebollitas perdimos la final del Campeonato Nacional, en Río Tercero, Córdoba. Nos ganó un equipo de Pinto, Santiago del Estero, dirigido por un señor llamado Elías Ganem. Su hijo, César, me vio tan amargado, que se me acercó y me dijo: ‘No llorés, hermano, si vos vas a ser el mejor jugador del mundo…’. Todos creen que me regaló su medalla de campeón, pero nada que ver: se la quedó él y bien ganada que la tenía”, supo narrar Maradona, que también equivocó la instancia, ya que el encuentro en cuestión fue la semifinal y no la final.
La visita de Maradona a Embalse está rodeada de mitos. La nota “El Diego en los Evita” de Marcos Villalobo, publicada en “El Gráfico” en octubre de 2018, hace un recorrido por muchas de ellas. El certamen se enmarcó en el regreso del peronismo al poder, después de 18 años.
La “primavera camporista” había llegado a su fin y el propio Perón ya había asumido su tercera presidencia hacia dos meses. Los Juegos Evita implicaban el regreso de uno de los símbolos de la política deportiva del Movimiento. Se congregaban chiques de todos los puntos del país. Se realizaban etapas provinciales y regionales y los mejores en cada disciplina jugaban la fase nacional. Esa misma fue la que se disputó en Embalse en diciembre de 1973.
El Club Social Pinto se consagró luego de vencer por penales a los “cebollitas” capitalinos en la semifinal y superar por 2 a 0 al representante de Santa Fe en la final. “En la categoría Infantiles se produjo el hecho más emotivo del torneo con el triunfo de los pibes santiagueños. Un muy buen equipo, con sólida estructura de marca y flexibilidad para adaptarse al planteo de su rival en cada partido”, reza la crónica de la revista Goles al describir al conjunto campeón. La historia de ese equipo, empezó en su Pinto natal, un pueblo que en ese momento tenía 2.500 habitantes. Su consagración fue toda una sorpresa, sobre todo porque dejaron en el camino a aquel mítico equipo de Argentinos Juniors que integraba Maradona y dirigía Francisco Cornejo.
Un detalle interesante de aquel torneo, es la manera en la que lo cubrieron las dos revistas de deportes más importantes de tirada nacional de aquella época. Ambos publicaron los resultados es las ediciones del martes 25 de diciembre de 1973.
La Goles, más cercana en su política editorial al peronismo, le otorgó cuatro páginas, incluyendo entrevistas a las autoridades nacionales presentes. Uno de los consultados fue Pedro Vázquez, Secretario de Estado de Deportes y Turismo. Por su parte, El Gráfico le dedicó página y media, sin demasiadas alusiones a quienes participaron. Si, vale decirlo, rescata la importancia de los Juegos Evita y la importancia que tienen para el deporte nacional.
La gran diferencia radica en que la Goles si dio cuenta de la participación de Diego, mientras que El gráfico no. Un detalle, nada más.
El torneo pasó a la historia por la participación de Maradona, pero también deberá ser recordado, como una de las pocas veces en las que alguien que vaticino que une pibe o piba iba a ser le mejor de todes, por fin acertó.
Del Autor
Foto: Archivo del padre Del Autor. Diego Maradona consolado luego de la derrota de los “cebollitas” ante el equipo de Santiago del Estero en los Juegos Evita en Embalse en 1973. Revista Goles. Año xxvi. Número 1302. Martes 25 de diciembre de 1973.