Con estilo inglés

Nacido en pleno apogeo de la “Era Victoriana”, el rugby es uno de los grandes símbolos de la cultura inglesa

Como sucede con casi todos los deportes occidentales, los ingleses se arrogan el derecho de haber creado el rugby. La tradición atribuye la invención a William Webb Ellis, un estudiante de teología del Colegio de Rugby, situado en la ciudad del mismo nombre, en el condado Warwick. El mito dice que mientras estaban jugando al fútbol, en 1823, el tipo agarro la pelota con las manos y empezó a correr. El reconocido periodista argentino Ezequiel Fernandez Moores escribe en uno de sus artículos que a está historia fundacional le faltan algunas pruebas y que los propios ingleses señalan que hay elementos para sostener que el rugby puede tener orígenes más antiguos.
En el rugby es todo muy British Way. Es el desorden ordenado. El equilibrio exacto entre la violencia, el orgullo y el respeto. La pulcritud de los equipos al ingresar a la cancha (15 por lado), la solemnidad en la interpretación de los himnos, el acato a la reglas y al protocolo, la presencia de la casa real en todos los encuentros del seleccionado, todo es un reflejo de lo que las islas representan (o representaron). Incluso el modo de jugar es parecido a las batallas antiguas, en las que la pelea por el territorio era muy importante. De hecho, el escudo de la selección inglesa (la rosa de pétalos exteriores rojos e interiores blancos) hace referencia al rey Henrique VII de Inglaterra que fue coronado en el final de la Guerra de las Dos Rosas (la blanca de los York y la roja de los Lancaster), que sucedió a mediados de siglo XV. Henrique, proveniente de la casa Tudor, unificó ambos símbolos.
Las ironías del materialismo histórico hicieron que no fuera en Inglaterra donde el rugby alcanzara su máxima expresión. La expansión ultramarina de los británicos hizo llegar la ovalada a sus colonias del océano pacífico, donde encontró a su fenotipo ideal en los maoríes. Estos habitantes nativos de la polinesia que poblaban Nueva Zelanda cuando empezaron a llegar las expediciones europeas, fueron los que mejor entendieron y desarrollaron la disciplina. Los All Blacks de hoy, dicen los que conocen de esto, son producto de la mixtura de las destrezas maoríes y la organización británica.
Así, paradójicamente, el deporte más inglés de todos terminó explotando en el hemisferio sur. A Nueva Zelanda y sus vecinos isleños se le sumaron otras colonias británicas, como Australia y Sudáfrica. Pero el proceso no se detuvo allí y –globalización mediante- los colonizados empezaron a “invadir” a sus colonizadores.
Al estudiar las consecuencias del proceso de descolonización de mediados del siglo XX, el sociólogo jamaiquino radicado en Birmingham, Stuart Hall, indagó en los cambios que generó en la cultura inglesa el arribo de los colonizados. Utilizaba para eso la metáfora del azúcar en el tradicional té inglés. Un producto de las colonias siendo vital en una tradición británica.
Así como el azúcar de las tierras colonizadas invadió el “té de las cinco”, los descendientes de los maoríes ganaron espacios en el deporte más inglés de todos. Hoy los hermanos Vunipola, de raíces tonganas piden que dios salve a la reina1 con la rosa Tudor en el pecho y Bundee Aki, con sangre samoana, se pone la camiseta verde de Irlanda y responde como nadie al
Ireland´s Call 2.

1 Himno de la reyna Isabel II de Inglaterra.
2 Canción tradicional del seleccionado de rugby irlandés que agrupa a las dos partes separadas de la isla (la Rep. De Irlanda, católica e independiente de la corona e Irlanda del Norte, protestante e integrante de del Reino Unido de la Gran Bretaña).