El rock es futbolero y peronista

Rompan Todo rompió la agenda y aquí van un par de reflexiones al pasar

Rompan Todo, el nuevo documental sobre la historia del rock en Latinoamérica vio la luz en Netflix y causó reacciones para todos los gustos. Producido por Gustavo Santaolalla, la miniserie creó adictos que se la devoraron en un día y también críticos acérrimos que descargaron sus comentarios sarcásticos hacia el ex integrante de Arco Iris.

La bronca de algunos tiene que ver con algunas omisiones que la serie hace, pero el principal motivo es la visión que presenta de los hechos. Lo acusan de brindar solo el punto de vista del productor. Allí aparece todo lo relacionado a Santaolalla y visto desde su óptica. Esta crítica resulta un poco caprichosa, ya que, en general, toda realización refleja el punto de vista de quién lo lleva a cabo.

El filosofó Water Benjamin explicaba que la historia era en definitiva una construcción que se sustentaba en el relato de los acontecimientos desde un punto pista particular. Napoleón – menos catedrático- sostenía que era un grupo de mentiras consensuadas. En definitiva, la manera en la que miramos los hechos del pasado es una elaboración colectiva, en el que influye la subjetividad de quien la cuenta y de quien la escucha.

Por eso no llama la atención que el documental producido por Santaolalla cuenta la historia del rock latinoamericano desde su visión. Es natural que en ella haya algo de “revanchismo”, relacionado al lugar que le dio a él la “historia” oficial. Méritos más, méritos menos, en la marquesina del rock nacional, Arco Iris nunca tuvo el lugar de Almendra o Serú y Santaolalla aparece en los bordes, comparado con Spinetta o Charlie.

De hecho, en uno de los tramos del documental el propio Santaolalla descarga algo de su enojo hacia García y la canción “Cuando miro las nuevas olas” e incluso hace uso de la palabra “establishment”. En algún punto, tiene razón. En la década del 80, cuando los precursores dejaron de ser pibes empezaron a mirar de manera muy prejuiciosa a aquello que se presentaba como lo nuevo. Tanto los artistas como el público.

Hay cosas en las que el rock se parece mucho al peronismo. Todos dicen pertenecer al movimiento, todos se adjudican el derecho de establecer quien forma parte y quien no, todos dicen saber lo que representa, pero ninguno puede definir, a ciencia cierta, que carajo es. De presentarse como algo amplio y sin prejuicios, paso a ser un ámbito cerrado y encriptado. Hay tantas definiciones de rock y de peronismo, como rockeros y peronistas en el mundo.

Para hablar de la historia del rock como una construcción, la analogía con el peronismo podría seguir. Un debate interesante sería quien tiene el papel del General (Litto Nebbia se tuvo que exiliar, pero no da el perfil) o quien sería el Pappo Napolitano del peronismo. Pero como el blog se llama Tinta Deportiva y el autor no es profesor de historia, sino periodista deportivo, la analogía seguirá por otro lado.

El fútbol es un gran lugar para ver como la construcción de la historia a puesto a cada nombre propio en lugares distintos y brinda los elementos para comparar lo que sucede con el rock nacional. La historia trágica de Corbatta se ve reflejada en Tanguito; si hablamos de flacos, Menotti es Spinetta y su contracara bilardista vendría siendo el Carpo; Bochini es Javier Martínez y el Avellaneda Blues; la ruda figura del Coco Basile se hace cuerpo en Ricardo Iorio; las ocurrencias de Miguel Abuelo son Housseman gambeteando por la raya; Bielsa es una mezcla de la meticulosidad rosarina de Fito Páez y la locura lúcida de Luca Prodan; Charlie, obviamente, es el Diego.

Que para algunos Bilardo sea un “tramposo” con suerte y Menotti un representante del “fútbol verdadero”, es una construcción. Hay un refrán que dice que la historia pone las cosas en su lugar, como si está fuera un producto totalmente objetivo y aséptico de opiniones y prejuicios. Como se dijo, lejos está de ser así. Acusar a Rompan Todo de mostrar una parte de la historia o sólo su visión, resulta totalmente injusto, porque toda interpretación que se haga de los hechos pasados está construida desde un punto de vista particular y de acuerdo a determinados significados que se ponen en juego.

En todo caso, el gran valor que tiene Rompan Todo, es brindar un punto de vista más, que abre puertas a nuevas interpretaciones. Benjamin solía decir que había que hacer la historia a contrapelo. Es decir, encontrar los relatos de las voces que habían sido acalladas. Está claro que hay relatos que quedaron afueran de la mini serie producida por Santaolalla, el desafío es generar nuevas narraciones que incluyan aquello que no está allí.

Cuestiones debatibles aparte, el documental es altamente recomendable para aquellos que quieran saber un poco más de este “coso” difícil de definir que es el rock latinoamericano. Alguien debería sugerirle a Santaolalla, trasladar el formato al fútbol y hacer un Rompan Todo que narre la manera en la que Latinoamérica reinterpretó al “football” inglés.

Esperando la llegada de ese documental, el autor les hace una invitación. Mientras estén tirados en la reposera al lado de la pelopincho o en el oscuro living de un departamento, sin nada que hacer, pueden matar el tiempo imaginando quien vendría a ser el Perón del rock nacional y quien el del fútbol argentino. Es una entretención algo zonza, pero es gratis. Si se entusiasma, hasta puede armar todo un gabinete rockeros o una selección argentina de peronistas célebres.           

 

Del Autor