La tiran afuera

Los futboleros agreden a los rugbiers cuando despejan el balón, pero se rompen las manos cuando los centrales lo mandan a la calle sin miramientos

Se sabe que el futbolero medio argentino tiene cierta altanería. Es como si el ser fanático del deporte más popular le diera la facultad de juzgar a las demás disciplinas. Suele mirarlas por encima del hombro. Busca siempre la manera de discriminarlas. Quiere demostrar que ninguna es tan entretenida como la que el practica y sigue.
Una de las actividades que sufre esos ataques es el rugby. En los debates entre amantes de ambos deportes, el que ama al balompié suele disparar: “Ustedes aplauden cuando tiran la pelota afuera”, remarcando esa característica como negativa.
Es común que aquellos que son amantes del fútbol no tengan mucho cariño por el deporte de la guinda. Esta claro que es una disciplina que no es muy popular en la Argentina. Por más que los auspiciantes y las buenas actuaciones de Los Pumas lo hayan hecho crecer en los medios, nunca terminó de prender del todo en las clases populares. El rugby no se juega en los “campitos”. Sus complejas reglas hacen necesaria la presencia de un árbitro, cosa que no ocurre con él fútbol. Poco lo ayuda su nivel de violencia, argumento que utilizan los futboleros para denostarlo. Curiosamente, no aplican la misma lógica para evaluar al boxeo, que es mucho más agresivo. Se puede suponer que esto sucede porque el pugilismo tiene otra tradición en el público argentino de determinada edad.
En medio de ese contexto, la frase que intenta agredir al rugby al decir que se aplaude cuando la pelota se va afuera, resulta ser algo muy parecido a una chicana. Es una falacia por desconocimiento o simple maldad. Implica tratar a los amantes del rugby como si no tuvieran buen gusto. Como si en una obra aplaudieran cuando un actor comete un fursio.
Uno de los errores en los que se cae cuando se utiliza esta frase es que se mira al rugby desde la lógica del fútbol. En el balónpie tirar la pelota afuera es errarle a la cancha. Significa carecer de precisión o de calidad técnica.
En el rugby el uso del pie tiene un componente estratégico muy importante. Ubicar la pelota en lo profundo del campo contrario -aunque sea afuera de la cancha- tiene un valor crucial. Permite que el equipo salga de manera ordenada. La primera línea de tackle se posiciona más adelante y se presiona mejor al contrario.
Por otro lado para tirarla afuera de la manera correcta hay que tener cierta capacidad. No se trata solo de revolearla. No es lo mismo pegarle a una regular pelota número 5, que a una de forma cónica. Hay que saber donde impactarla para generar el efecto y demás detalles deseados.
Además, a las acciones en las que se usa el pie las rodean muchas reglas que dificultan la tarea del que va a patear. Hay situaciones en las que la pelota debe picar antes de salir porque si no el juego vuelve al lugar desde donde se pateó. No se aplaude que la pelota se fue afuera, sino a las virtudes que muestra el pateador para sacarla de la cancha en el lugar indicado y mostrando buenas condiciones técnicas.
Finalmente, hay que hacer notar cierta actitud hipócrita de los amantes del fútbol que utilizan esta frase. Muchos de ellos se rompen las palmas aplaudiendo a los zagueros desaprensivos que disfrutan de colgar pelotas de la tribuna. Tarea para la cual no se necesitan tantas habilidades como para tirar la guinda afuera.