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La decisión de Pochettino de sacar a Messi de un encuentro sirve de excusa para hablar de la opinomanía crónica

“Yo a Messi no lo saco nunca. Anda a un bar, inspirate y escribí sobre eso”, le espetó al autor de este blog uno de sus amigos. El pedido era claro, redactar una columna sobre el tema del que está hablando mucha gente – ¿mucha gente? – o por lo menos el que se volvió trending topic en los nuevos medios y en los viejos medios. La decisión de Mauricio Pochettino, DT del Paris Saint Germain, de hacer un cambio y sacar al rosarino, desató la ira de gran parte del mundo futbolero.

Siempre hubo fanatismos, pero en estos tiempos todo parece más extremo ¿Cómo se viviría hoy la beatlemanía? Es curioso como muchos de los que hoy “fusilan” mediáticamente al DT de un equipo francés, porque osó sacar al rosarino, hace tres meses atrás no querían más al diez en la selección. Aclaración necesaria, no es el caso del amigo del autor.

La decisión de Pochettino y el enojo del rosarino por salir disparó un encendido debate. Las redes sociales se llenaron de personas -también de bots y trols- dando su opinión sobre el tema. Twitter fue uno de los principales canalizadores de esos pareceres. A través de la red del pajarito, la gente dijo lo que piensa sobre todas las distintas aristas que se le encontraron al hecho. Muchos de ellos, no tiene ni argumentos ni información para sostener su posición, pero no importa. Todo se reduce a expresar una cierta cantidad de caracteres y fue. La charla de café se trasladó a las redes.

Esa lógica de la opinión por la opinión misma está instalada también en los medios tradicionales. No hay acuerdo sobre quien va primero, es casi como aquella vieja incógnita sobre el huevo y la gallina, pero está claro que hay una relación entre ambas esferas.

Los medios tradicionales instalaron el tema a través del panelismo. Parodiado por la dupla Capussotto-Saborido y Sin Codificar, el género consiste en sentar a seis o siete personas para que opinen sobre una variada gama de temas. Si saben de lo que se habla o están informados sobre eso mejor, pero no es una condición sine qua non. Estos opinadores se reproducen cual conejos y ocupan la grilla completa de los canales televisivos. Cambian los nombres de los programas, pero el formato es el mismo.

Cada panelista elige un papel y lo desarrolla. Todos toman postura y juegan a ver quién tiene la primicia más polémica, quien describe la teoría conspirativa más retorcida o quien lanza la frase perfecta para poner en el zócalo de la pantalla. Todos se sienten los dueños de la verdad. El cambio de Messi es el tema elegido para esta semana. Todos ellos han gastado litros de saliva discutiendo sobre las causas y las consecuencias sobre la decisión que tomó Pochettino. Una decisión que se tomó a kilómetros de distancia y a la cual sólo pueden acceder a través de lo que otros dijeron o lo que se vio por televisión.

La diferencia entre la opinión que suelta cualquier persona o bot en una red social y la que se da en los medios tradicionales es, en gran parte, la razón de ser del periodismo. La opinión periodística no es decir lo que a cada uno se le ocurra. No se puede ofrecer una mirada sin argumentos, ni hacerlo desde la falsedad o el desconocimiento. Sus pareceres no deben ser sentencias cerradas o verdades absolutas, deben dar paso a un debate.  Existe una responsabilidad social que va de la mano de la utilización correcta de la libertad de expresión. Incluso en las redes sociales, el periodismo no debería olvidarse de que es periodismo.  

Es imposible que una persona no tenga una opinión sobre algo. Como sujetos pensantes, somos llevados siempre a pensar algo sobre todo lo que ocurre en la realidad, sin necesariamente conocer sobre eso. Pero se supone que el periodismo debe prepararse para no sufrir de opinomanía desbocada.

“Es bueno volver a tener 82 millones de entrenadores nacionales y no 82 millones de virólogos”, dijo el jugador alemán Leon Goretzka cuando le consultaron sobre las críticas generalizadas a la selección teutona, haciendo referencia a cómo la opinomanía desbocada no sólo se da en el fútbol, sino que cada vez más se traslada a todos los temas de la sociedad. Los panelistas no solo están en el fútbol, están en todas las secciones.

Cómo la realidad suele hacer bromas, al final de tantas opiniones vertidas, resultó ser que Messi estaba efectivamente lesionado. Ayer se conoció que no podrá jugar el próximo partido. Eso será el tema del próximo cruce de opiniones.

Al final, el autor de este blog no cumplió con el pedido de su amigo. No opinó sobre el cambio de Messi, porque sinceramente, no tiene demasiada información sobre el tema como para escribir algo que valga la pena leer.    

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