
La salida del rugby
El PSG innovó con sus salidas de mitad de cancha y causó revuelo. Como en otras oportunidades, el mundo futbolero la interpretó con ejemplos de otro deporte y, como casi siempre, lo hizo mal
La innovación genera resistencia, es inevitable. El ser humano tiende a ser conservador. Se desestabiliza ante lo nuevo. El hincha de fútbol aún más. Si al tomador de café no le gusta que le cambien el blend, al futbolero no le va eso de que le toquen el juguete. Quiere sentarse a disfrutar de su vicio de siempre sin que lo jodan. Por eso el pasado 31 de mayo, cuando en plena final de la Champions, el PSG movió del medio tirando la pelota afuera, sobrevino un ataque de nervios. Mientras 65 mil personas preparaban sus celulares en las tribunas del Allianz Arena de Múnich, el portugués Vitinha tomó carrera. El árbitro rumano István Kovács sonó su silbato y metió un derechazo que salió de la cancha sin mediar nada más. Una tracalada de incalculable de personas (se transmitió por tantas plataformas que es difícil dar con un número cierto de audiencia) se agarró la cabeza. Rápido, apareció el hashtag: “La salida del rugby”.
No es la primera vez que un equipo hace lo que hizo el PSG. O sea, no es tan innovador. Una nota de Diario Olé señala que ya en 2003 el Olympique de Marsella lo hizo alguna vez. Quién escribe estas líneas cree recordar algo así en un partido de Liga Regional de Río Cuarto. Si tiene claro que varios de sus colegas amantes del fútbol hicieron la misma referencia al rugby. La alusión al deporte de la guinda fue despectiva. Más o menos pasó lo mismo ahora. Porque el cambio suele poner agresivo a quien no quiere cambiar. Digan que el PSG le pegó un peludo bárbaro al Inter en esa final, si no al bueno de Luis Henrique todavía le estarían cobrando esa manera de empezar el partido. Incluso aunque no tuviera que ver con el resultado.
El objetivo de la jugada es ganar territorio. Poner al equipo rival contra su arco y presionarlo. Cualquier pelota que se recupere en campo contrario es una chance clara de convertir. Por el contrario hacer la salida tradicional -jugar corto hacia adelante y después dar el pase atrás- hace que el equipo quede posicionado en campo propio. Se privilegia el territorio, por sobre la posesión. Para algunos amantes del fútbol, esto es su sacrilegio.
Pero el motivo de esta nota no es hablar de eso -o en todo caso no sólo de eso- si no de que una vez más, el amante del fútbol demuestra su desconocimiento respecto de otro deporte. Es cierto que en el rugby el territorio es crucial. Se trata de un deporte en el que hay que ganar metros para apoyar la pelota en la meta (in-goal). Ahora bien, quien diga que tirar la pelota directamente afuera en la patada inicial de un partido es algo del rugby, no vio demasiados partidos de esa disciplina o no conoce para nada su reglamento. Si la pelota va derecho afuera, el equipo que recibe puede solicitar que se realice un scrum desde el lugar en el que pateó. Es decir, no sólo se pierde la posesión, sino también el territorio. La patada no puede ir afuera.
La analogía actual es una variante de una la tan repetida: “La tiran afuera para avanzar”. El futbolero no conoce la importancia que tiene el uso del pie en el rugby. Cómo el fútbol es simple, cree que todos los deportes lo son. Despejar una pelota en el rugby implica tener en cuenta el lugar de la cancha en la que se está, quién llevó la pelota hasta ese lugar y que el balón pique o no antes de caerse del campo de juego. El fullback tiene un trabajo un poco más complejo que el del central, cuyo único objetivo es enviar la pelota lo más lejos posible.
No es la primera vez que el fútbol resuelve sus conflictos metiéndose con otros deportes. En los 80 se las agarró con el básquet por la utilización de cortinas que hacía el Ferro de Carlos Timoteo Griguol. Eso de andar debatiendo cuestiones propias con ejemplos ajenos, no suele ser lo mejor. Menos todavía si no se tienen los conocimientos necesarios sobre lo que pasa en otras disciplinas. Se corre el riesgo de ofender. Así que, amigo futbolero, si no le gusta lo que hace el PSG de Luis Henrique, no lo mire o busque una manera de criticarlo que no tenga que ver con lo que no sabe.
Del Autor